Hace unos días salió una noticia que me llamó la atención. Resulta que un norteamericano en evidente estado de embriaguez, como el reconoce, envió una carta a Dinamarca para pedirle prestado Groenlandia y así poder tener un país propio. El caso es que recibió respuesta.
Did I ever tell you guys about the time I got drunk and asked Denmark if I could borrow Greenland?
El ministro de exteriores danés le dijo que gracias por intentarlo, pero no. Además le adjuntó un enlace a una oferta de trabajo como profesor de inglés en Dinamarca. Lo más perturbador de la carta, sin embargo, es que el propio ministro le dice que le gusta que sueñe a lo grande y que los sueños a veces se hacen realidad. ¿Significa eso que Groenlandia podría ser un estado independiente o parte de los EE.UU. en un futuro próximo? Lo dudo. Pero esto me ha hecho pensar en la vez que los EE.UU. sí que se hicieron con un territorio de manera legal comprándolo a precio de saldo.
La compra de Louisiana
El s.XVIII fue la mar de interesante a nivel histórico y hubo un gran cambio de territorios como si de cromos de fútbol se tratase. Por ejemplo, después de la Guerra de los Siete Años Gran Bretaña pasó a ser la propietaria del Canadá o del Senegal que antes pertenecían a Francia y España se hizo con Luisiana, también francesa.
Es así como en 1763 y casi sin querer, España se hacía con un territorio de más de 2 millones de kilómetros cuadrados. Una extensa y fértil llanura perfecta seguir los planes colonizadores españoles.
Sin embargo, en 1800 tuvo lugar una reunión secreta entre Francia y España justo en mitad de la campaña francesa de conquista europea. En esa reunión se pactó que España devolvería Luisiana a Francia pero nadie podría saber nada de esto, ni siquiera los ministros más cercanos al rey Carlos IV.
Es así como en 1801 Luisiana volvió a ser parte de Francia, pero ¿para qué? En principio, todo ese territorio sería de vital importancia para el reino francés ya que representaba la continuación de sus colonias en el Caribe. Sin embargo, cuando la independencia se declaró en Haití en 1804, el territorio dejó de tener todo su atractivo.
Napoleón, obsesionado con llevar la libertad, igualdad, fraternidad a toda Europa, vio en los territorios coloniales una distracción y decidió hacer un trato con el nuevo país de moda: los EE.UU. En él se vendería Luisiana por quince millones de dólares, o lo que es lo mismo, 7 centavos por hectárea. ¿Se imaginan comprar un territorio 4 veces más grande que España por 15 millones de dólares? Una ganga.
Los EE.UU. no dudaron ni un momento en aceptar la oferta puesto que les permitía doblar su territorio y expandirse hacia el oeste siguiendo su "destino manifiesto". Napoleón acabó justificando el trato de la siguiente manera: "Esta venta no es un gran negocio para Francia, pero lo importante es que le daremos a los ingleses un competidor nuevo".