Los alquileres están por las nubes. Cualquiera que esté buscando piso sabe que es muy complicado encontrar uno en buena zona, que esté en buen estado y que no te cueste un riñón, un trozo de hígado y una rebanada del páncreas. Por eso, cuando ves uno que cumple todas tus expectativas y encima es barato se encienden todas las alarmas.
¿Cuál será el truco? ¿Será un octavo sin ascensor? ¿Las fotos son falsas y en realidad es un cuchitril? ¿Tendrá una discoteca en el piso de abajo? ¿Tendrá termitas? ¿Tendrá un presidente de la comunidad dispuesto a declarar la independencia de forma unilateral? ¿Será una casa encantada?
Por eso, si vas a ofrecer un piso barato, más vale que pongas la razón del precio. Eso habrá pensado el dueño de esta vivienda, quien ha preferido ser sincero y directo.
Un piso de 120 metros cuadrados, 4 habitaciones en el valenciano barrio de la Russafa por 580€ puede parecer una ganga -otros pisos similares están entre 800 y 100€-, y más viendo que por las fotos está en un estado razonablemente bueno.
¿La razón por el descuento? Sin rodeos, total, esa vecina que siempre saluda acabará contándoselo al inquilino...
Por si no te ha quedado claro, siempre puedes consultar la descacharrante traducción al inglés del traductor de Google:
La parte buena es que el asesino ya no está y no tendrá que ser tu compañero de piso.
Un asesino que acabó con dos vidas
Se trata del piso en el que vivía Pierre Danilo Larancuent, quien el pasado septiembre asesinó a un peluquero, Alberto Ferrer, y a un subinspector de policía que investigaba el caso, Blas Gámez Ortiz, y que murió abatido a tiros por la policía en el portal.