España todavía no ha asimilado la muerte de Chiquito de la Calzada. Un mito que revolucionó el humor, cambió el lenguaje y marcó a una generación con sus fistros y pecadores. Un humorista que dividió generaciones: hijos que se tronchaban y padres que no le veían gracia al chiste.
Su peculiar lenguaje, verbal y corporal, sus palabras inventadas y expresiones a veces incomprensibles se convirtieron en su gran seña de identidad, mucho más que los chistes en sí. No es de extrañar, pues que tras su fallecimiento España se haya llenado de sus palabros raros.
Uno de los homeajes más llamativos ha sido el realizado por la Kantina Katakrak, quien donde ya el mismo sábado se adaptaron los menús por platos tan apetecibles como "frito de hongo de la pradera", "Pastel vasco que viene de Bonanza" o "helado de pecador" (suponemos que debe engordar un montón, este).
Sin duda, tiene que estar buenísimo, por la gloria de mi madre.
Matias Prats le dedica uno de sus míticos chascarrillos
Al menos esta se entiende más que la de Arturo Valls. Aunque difícilmente ninguno superará a este que le dedicó otro maestro del humor: Matías Prats le dedicó uno de sus míticas coletillas.
O el de Campofrío, marca con la que el humorista había colaborado en diversos anuncios:
Y los que nos quedan por ver. Jarl.