Pocos animales son tan carismáticos como los osos polares. Grandes, imponentes y de un blanco inmaculado. Todos, en nuestra infancia, hemos tenido algún peluche o juguete de uno. Todos hemos querido ir a un zoo a ver uno -antes de ser conscientes de lo mal que lo pasan ahí encerrados-. Todos nos hemos quedado embobados ante documentales como Blue Planet en el que vemos a estos enormes animales pescando entre témpanos de hielo.
Pero el mundo está cambiando, y para los osos polares más que nadie.
El cambio climático está reduciendo los casquetes polares a un ritmo elevadísimo, mucho más del que los animales pueden adaptarse, y para el oso polar el efecto está siendo durísimo. El deshielo ha modificado enormemente su hábitat y con ello ha cambiado sus fuentes alimenticias. Ante la dificultad de encontrar alimentos habituales como focas, recurren a robar huevos o a rebuscar entre basura, como el protagonista de este vídeo.
El vídeo es obra de Paul Nicken, miembro de Sea Legacy. "Este oso no es viejo, pero estará muerto en cuestión de horas. Sus músculos están atrofiados, no tiene energía. Es una muerte lenta y dolorosa. La población mundial de osos polares es de 25.000 individuos muriendo así", explica.
Su compañera Cristina Mittermeier, quien también es fotógrafa de National Geographic, también ha compartido una imagen del animal. "Lloramos mientras grabábamos esto", cuenta. "En agosto veíamos osos desnutridos y osos sanos. Ahora hemos visto menos de los últimos".
El impacto humano en la naturaleza
Hace unos meses otro miembro de Sea Legacy nos mostraba una perturbadora imagen de cómo estamos tratando a nuestro planeta: el de un caballito de mar en Borneo aferrado a un palillo de algodón para los oídos.
Demasiados cambios para un planeta que, de momento, es el único que tenemos. Debemos actuar rápido para frenar esta situación, no por los osos polares ni por los caballitos polares, sino por nuestra propia especie, cuya supervivencia está atada a la de esta roca giratoria en la que vivimos.