A más de uno le habrá dado el subidón al ver como una de las pequeñas responsables de cantar los premios empezaba a cantar su número como si fuese el ganador del día, poniendo la tensión arterial por las nubes y la cabeza empezando a pensar en todos los agujeros que se van a tapar. "¡Miiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiil..." ¿millones? ¿trillones? "¡...eeeeeeeeeeeeeeeeeeeuros!". Y entonces bajona.
Aya Ben Hamdouch se ha convertido en la estrella indiscutible de la jornada, ni la lluvia de millones, ni los frikis que van disfrazados al sorteo. La pequeña había decidido que ese era su momento y daba igual que tuviera que cantar chorropocientos millones de euros o calderilla. Ella había practicado e iba a cantar fuera como fuera.
Y nada le iba a cortar el rollo. Le han corregido, que no cantase así los premios pequeños, que la salud de mucha gente estaba en juego. Pero nada, ella ha venido a este mundo a triunfar.
El espectáculo se ha prolongado casi más que los microinfartos que ha causado a los premiados y al ansia de los organizadores. Cuando ha abandonado el escenario, se ha llevado un aplauso mayor que el premio gordo.
Creemos que Aya pasará a la siguiente gala.