Segundas partes no siempre fueron buenas y nunca fueron fáciles. Un producto original tiene una enorme ventaja sobre cualquier sucesor, y es la capacidad de sorprender. Y en verano Manuel Bartual nos sorprendió a todos y bien, convirtiéndose en el hilo del verano y en el primer bestseller de las tuit-novelas. Ante el éxito es normal que tratase de replicarlo, más grande, más épico y con el doble de explosiones.
Pero el Cuento de Navidad de Bartual ni está sorprendiendo ni está enganchando. Evidentemente, tiene mucho que ver que le falta esa magia de lo desconocido que tenían sus aventuras en el hotel. Quienes descubrieron aquel hilo en sus primeros tuits incluso podía existir la duda de si aquello era real o no. Pero mucho más allá de eso era algo diferente y de lo que no sabías qué esperar. Bien podía ser una preparadísima campaña publicitaria o un tipo con tiempo libre en vacaciones.
En este caso, la magia se rompió en el mismo momento en el que se anunció a bombo y platillo el hilo.
Se nota en exceso la preparación
En esta nueva aventura Bartual cuenta con el apoyo de Twitter España y de varias marcas –se puede ver porque algunas de ellas han promocionado tuits del hilo-. Esto, a priori debería significar más medios para narrar una historia más compleja. Sin embargo, al final parece haber entorpecido la narración sin aportar nada extra.
Muchas de las conversaciones que antes se hubieran despachado en dos o tres tuits son una larga cadena. A esto hay que sumar que algunas apps, incluso las oficiales, no siempre cargan bien las respuestas y en vez de leer el diálogo de los protagonistas de forma seguida te encuentras de golpe con respuestas de tuiteros que nada tienen que ver con el hilo. Su longitud -el anterior duró siete días y este la lleva ocho días y parece que se prolongará hasta año nuevo- y el hecho de que la historia esté dividida en varios hilos tampoco ayuda a leerla con comodidad.
A esto hay que sumarle que hay momentos en los que se nota que el diálogo está planeado, especialmente durante sus conversaciones con Fluzo –el fantasma del pasado que le contestaba con tuits del pasado-. Muchos de los tuits de Manuel parecen adaptarse a la respuesta que tiene que recibir, dejando un diálogo forzado y que te recuerda constantemente que todo está preparado.
La preparación es algo básico en cualquier relato de ficción, pero visto lo visto es posible que un medio diferente como Twitter requiera de algo de anarquía. No es un medio propicio para desarrollar a fondo tramas ni personajes, así que se debe buscar otro elemento para enganchar al lector.
Un malabarista con muchas bolas
A muchos les decepcionó el final del hilo veraniego, un final que tuvo mucho de consecuencia de la improvisación que reinaba en toda la historia. Bartual comenzó la historia como un divertimento vacacional, sin saber a dónde le llevaría todo –más allá de una idea general del final-. Ese no saber qué vendría después normalmente habría perjudicado la narración, pero en este caso la intriga por lo que estaba por venir se trasladaba desde el autor al lector y todo en el relato fluía de forma mucho más natural que en el nuevo.
En una publicación en Bloguionistas, David Muñoz comparó a Damon Lindelof –guionista por ejemplo de Perdidos, conocido por sus finales decepcionantes- con un malabarista. Mientras que la mayoría de malabaristas no juegan con más de cuatro o cinco pelotas al saber que más se le caerían, Lindelof va añadiendo más y más bolas en un espectáculo primoroso, sabiendo que al final acabará todo por el suelo. Bartual, probablemente de forma inconsciente, era el guionista que añade pelotas y pelotas y pelotas a su espectáculo. Y los demás mirábamos embobados. En esta ocasión o parece no haber querido meter tantas pelotas o ya sabemos el truco, pero no engancha.
La dificultad de moverse en territorio desconocido
Por supuesto, toda esta crítica debe entenderse en el contexto de alguien que está probando una serie de herramientas narrativas nuevas. El único experimento de este tipo que ha tenido impacto en nuestro país es el suyo (fuera de nuestras fronteras hay algún ejemplo más, como Dear David de Adam Ellis, pero no muchos). Bartual está experimentando y por tanto no hay forma clara de saber qué va a funcionar y qué no.
Además, una vez descubierto el pastel no parece que el público de Twitter esté muy receptivo a la llegada de nuevas tuit-novelas, no hay más que recordar que tras el éxito del primer hilo la red social se llenó de mensajes cascarrabias del tipo “preparaos, ahora va a ser un no parar de este tipo de hilos”. No los hubo, y también cabe preguntarse por qué.
Es muy posible que una vez se ha hecho la gracia, no haya espacio para una segunda. Quizá el género de la tuit-novela es uno de una sola bala, que una vez leída una, todas las demás pierden gracia. Solo el tiempo dirá si volvemos a ver un fenómeno como el de los dobles de Manuel.