4000 millones de años de evolución han llevado a los perros a convertirse en auténticos maestros en el arte de manipular humanos. Y siempre lo consiguen. Da igual que se hayan comido medio sofá del salón, una mirada con cara de arrepentido basta para que le acabes dando una galleta. Da igual que tengas un hambre atroz y ese pollo tenga una pinta estupenda, si tu can se te sienta al lado al olor de la sardina acabará llevándose medio plato.
Y hay algunos perros que han llevado la capacidad de su especie a límites insospechado, capaces de interpretar papeles que si en vez de adorables animalillos fueran Meryl Streep pondrían en pie a salas enteras, aplaudiendo hasta que les dolieran las manos. Tizón es uno de ellos.
La historia de este espectacular mastín nos llega gracias a Manuel Delgado, especialista en marketing que el pasado domingo se topó con el animal en la sierra de Navacerrada. Lo que en un primer momento fue un susto -encontrarse un animal aparentemente enfermo en la cuneta de la carretera- pronto se descubrió como un elaborado plan por parte de Tizón para conseguir comida. Y caricias.
¿Lo mejor de todo? El animal es reincidente.
Sin duda, el animal con más morro de 2018, y estamos a 4 de enero.