Hay mil maneras de gestionarse el miedo a volar. Algunos optan por tomar fármacos, otros por darse a la bebida y los hay que llevan a cabo tácticas de lo más perjudiciales para el resto de pasajeros.
El vuelo 895 de United Airlines, que cubría la ruta entre Chicago a Hong Kong, tuvo que ser desviado el pasado 4 de enero cuando no estaba ni a mitad de su trayecto debido a que uno de los pasajeros habría llenado varias paredes de la cabina con sus propios excrementos.
Según la información que recoge el Daily Mail, el capitán se vio obligado a aterrizar en Alaska después de que “un pasajero untaba heces en todas partes”, como aseguró la Policía del aeropuerto internacional de Anchorage.
Explican que este hombre habría esparcido sus deposiciones a lo largo de las paredes de dos de los baños del avión y fue descubierto cuando estaba intentando meter su camisa en uno de los inodoros.
Una vez aterrizado el avión, el pasajero fue recibido por agentes del FBI y la propia Policía aeroportuaria, que lo condujeron hasta un hospital para que evaluasen su estado mental, sin presentarse cargos contra él.
El Boeing 777 tuvo que permanecer en el aeropuerto toda la noche para que se llevasen a cabo tareas de desinfección y limpieza en toda la nave.