Cuando pensamos en un crucero enseguida nos vienen imágenes idílicas a la cabeza. Una cubierta repleta de piscinas con sus toboganes y sus tumbonas al sol, restaurantes de lujo, tiendas con todo tipo de caprichos y mucho glamour, al más puro estilo Vacaciones en el Mar.
Seguramente esto mismo es lo que se habían imaginado los pasajeros del crucero de Norwegian Line que iban a bordo del buque en la travesía que les llevaba la pasada semana de las Bahamas a Nueva York por el océano Atlántico, pero el trayecto se convirtió para ellos en una auténtica pesadilla.
A pesar de que los informes meteorológicos anticipaban la llegada del llamado 'ciclón bomba' cruzando el rumbo del barco y se esperaba una tormenta de grandes dimensiones, el capitán decidió hacerle frente y continuar su ruta sin desviarse,
Los turistas vivieron tres días de angustia viendo cómo se encharcaba la moqueta de los pasillos por las filtraciones de agua, sufriendo mareos a causa de la oscilación y sin poder salir a cubierta por el intenso oleaje que batía contra el casco.
Las cámaras de los pasajeros fueron testigo de todo lo que sucedió durante esas tres largas jornadas que algunos han descrito como “un infierno para todos”. Christina Méndez, una de las mujeres que estaban a bordo, confesó a la CBS que “mis hijos todavía tienen pesadillas, lo recordarán para el resto de sus vidas, los vómitos, lo que oyeron y vieron”.
A pesar de la fatídica experiencia, los 4.000 pasajeros y tripulantes del crucero llegaron sanos y salvos a puerto, comprobando al pisar tierra que el casco del barco estaba totalmente cubierto de hielo y nieve.