Compartir la vida con un peludo de cuatro patas te cambia el modo de ver las cosas. Quizás para aquellos que no tengan la suerte de convivir con un animal las desventajas pesen más en la balanza, pero lo cierto es que se convierten en un miembro más de la familia.
Louie es un perro ovejero que vive con los Diver, una familia neozelandesa, desde que lo recogieron de un refugio cuando era un cachorro. Con 12 años ya es todo un abuelete que ha dejado atrás sus aventuras por el monte y sus escapadas nocturnas, dedicándose a la vida contemplativa y a dormitar buena parte del día.
Por eso, siendo todo un veterano, su familia estuvo en vilo hace días cuando Louie desapareció sin dar señales. Su mayor miedo es que no encontrase el camino de regreso, pero al cabo de unas horas el perro pastor estaba de vuelta con síntomas de agotamiento.
¿Qué estaría haciendo?
Louie se derrumbó nada más llegar, buscando el descanso, como exhausto después de saber cumplida su misión. Pero sus dueños no podían explicarse qué había pasado hasta que leyeron un pequeño cartel que pendía de su collar.
“Louie es el héroe del día. Me condujo hasta Maddy, que estaba en apuros atrapada debajo de unas ramas. Saludos, Rob”. La sorpresa de los Diver fue mayúscula.
Rob es un granjero vecino de la familia que vive a un par de kilómetros de su casa con su perrita Maddy. Así que lo llamaron ráapidamente para saber qué había ocurrido exactamente.
El salvador de Maddy
Rob relató que Maddy no había vuelto a casa y él tenía que ir a la ciudad ese mismo día. Cuando regresó se encontró a Louie allí, muy agitado, insistiendo en que tenía que seguirlo hacia algún lugar.
Así que Rob se puso a las órdenes del perro y llegó hasta una pila de madera donde Maddy se había quedado atrapada. "Una vez que la encontró, Louie le ayudó a liberarla tirando de las ramas y excavando en el suelo”, relata Marolyn Diver en esta entrevista.
Acabado el trabajo, con Maddy libre de nuevo, ambos perros fueron a darse un chapuzón a un estanque cercano. De premio, Rob le dio a Louie unas galletas y escribió el mensaje en su collar para que su familia no se enfadara con él.
Al día siguiente, Rob y Maddy fueron a ver a los Diver para que se viesen los dos colegas perrunos. "Ha cambiado la forma en que lo miro. Y creo que mis padres se sienten igual. Estoy orgullosa de él”.