“Si quiero enfrentar mi responsabilidad, solo tengo dos caminos: o le estrangulo con mis propias manos o lo acepto y lo crío. Lo sé desde el principio, pero no he tenido valor para aceptarlo...”. El escritor japonés Kenzaburō Ōe hablaba en tercera persona de sus propios sentimientos en su obra Una cuestión personal (1964).
El ganador del Nobel de literatura en 1994 plasmaba en ese libro la experiencia de ser el padre de Hikari Ōe, un hijo que habría de venir al mundo para morir si no fuera por la perseverancia de unos progenitores que no se rindieron al desaliento.
El tuitero @hombrerevenido ha trenzado la historia de los Ōe y de Yukari Itami, mujer de Kenzaburō y madre de Hikari, en bellas pinceladas convertidas en tuits que se han compartido casi 30.000 veces.
No deja de ser paradójico que sea Twitter quien le abra las puertas a los grandes escritores, tantas veces desconocidos para el gran público, y lo haga sin llamar, atrapándonos con una foto y tres conceptos: orejas, casarse, Kenzaburō. Estamos dentro.
Esta nueva forma de narración está descubriendo las grandes historias que estaban dormidas en los libros que no leímos o en las voces de las personas a las que todavía no hemos escuchado.
El tuitero ha querido explicar que se trata de un relato que conoció gracias a Sergio Bernués (@sbernues):
Y el propio Bernués, acudiendo a la llamada, ha querido aportar algún matiz a la mágica historia:
"Después de casarme, el primer hijo que tuvimos era mentalmente discapacitado. Lo llamamos Hikari, que significa Luz en japonés. Como un bebé, solo respondió a los chirridos de las aves silvestres y nunca a las voces humanas". Así resumió la mágica historia Kenzaburō Ōe en el discurso que pronunció al recoger el Nobel.