“¿Por qué estas cosas nunca me pasan a mí?”. Seguramente no soy la única que está pensando esto. Lo cierto es que los hay que nacen con estrella y, otros, un poco estrellados. En todo caso, Ella Johannessen no estaba en su mejor momento cuando un golpe de suerte le devolvió la confianza en la humanidad. La vida son contrastes.
Esta joven estudiante británica tomó un tren el pasado sábado desde Londres a Leeds a las 14:52 horas. Encontró un asiento libre y se sentó. Fue entonces cuando telefoneó a su madre, bastante estresada y preocupada por su situación económica.
Le comentó que creía que había perdido 35 libras -unos 40 euros- que tenían que haberle llegado por transferencia bancaria. “Le hablé sobre lo poco que tenía y me enfadé”, admite Ella desde en cuenta de Facebook.
La bondad de los desconocidos
Cuando colgó con su madre, Ella se relajó y se puso a dormir. Media hora más tarde se despertó y tenía algo en su regazo, así que lo abrió para comprobar estupefacta que alguien le había dejado 100 libras -unos 114 euros-.
“Empecé a llorar”, relata, “estaba increiblemente agradecida a alguien que no conocía”. Y es que ya lo dijo Blanche DuBois en Un tranvía llamado deseo: “Siempre he confiado en la bondad de los desconocidos”.
Ahora, Ella quiere saber quién ha sido su mecenas y por eso ha contado su historia en Facebook, que se ha compartido casi 19.000 veces sin dar frutos por el momento, como le cuenta ella misma al Daily Mirror.
La joven explica que “después de los terribles 18 meses” en los que ha perdido a su padre y a sus abuelos paternos, se ha dado cuenta de que “hay bondad y buena gente en el mundo”. Ella acepta que la persona que lo ha hecho no quiera salir de su anonimato y por eso le gustaría que viese su agradecimiento público.