Después del ataque de risa que nos entra cuando cae en nuestras manos un vídeo como este, es difícil no pensar en la clase de amigos que tenemos. Esos que nos ven hacer un ridículo espantoso y no solo ríen desde la penumbra, también nos graban para que hagan lo propio miles de desconocidos.
Este hombre que, desde la ignorancia de quienes desconocemos las lenguas eslavas, clasificaríamos a priori como ruso, intenta en el vídeo una y otra vez conseguir una gran hazaña: ponerse una prenda de vestir. El tema es que, a todas luces, su percepción está algo tocada y parece no haber acertado con la elección de la ropa o, más bien, de la parte del cuerpo que tendría que cubrirle.
Alrededor, sus colegas están tan enfrascados en una aparente discusión que ninguno repara en el bucle en el que ha entrado. Bueno, o casi ninguno, el de la cámara no se pierde ni un movimiento:
Todos hemos sido él
Quedándonos con la miel en los labios por conocer el desenlace, un tuitero aclaraba que no se trataba de un ruso, sino de un polaco, asegurando que obviamente se estaban llamando de todo menos bonitos:
Dicho esto conviene reflexionar y empatizar con este pobre hombre que una de dos, o se ha pasado tres pueblos con el alcohol (lo más probable), o quizás esté vencido por el sueño, que todo puede ser.
En ambos casos le entendemos. ¿Quien no ha llegado a su casa un poco pasado y lo único que quiere es tumbarse a pasar el helicóptero calentito y poder dormir a pierna suelta? Tus movimientos son tan mecánicos y tu mente está tan off que podrías intentar lo del pantalón por la cabeza.
Con mucho sueño, tres cuartos de lo mismo. Pero es que, además, el hombre permanece tranquilo a pesar de los cuchillos que vuelan a su alrededor. Solo quiere dormir y se lo toma con calma. No hay que dejar de destacar tampoco su persistencia. Cinco intentos en menos de un minuto. Seguro que al final lo consiguió, se lo merecía.