Desde hace algún tiempo San Valentín no es para todos la fecha edulcorada que había sido siempre. Y no, no nos referimos a los solteros. La visión feminista del 14 de febrero está cuajando socialmente al plantear que el amor romántico disfraza un cariño idílico que, en realidad, es un peligroso y extendido machismo.
La idea de la mujer sumisa, a la espera de un amor idealizado e irreal, incompleta si no tiene al lado a un hombre que la proteja lleva años instalada en el imaginario colectivo gracias, entre otras cosas, al modelo que nos ha trasladado el cine. Y de esto no se escapa ni Walt Disney.
Mississippi es el seudónimo de la joven valenciana Marta Fornes. Esta mujer de 26 años ha ganado el pasado 27 de enero la Slam Poetry Valencia, un certamen de poesía en directo, con su creación Se acabó tu historia.
El vídeo en el que se recoge su actuación, publicado en el Facebook de Spanish revolution, se ha compartido más de 64.500 veces desde el pasado 2 de febrero y suma más de dos millones y medio de visualizaciones.
“Me enseñaste a ver a las otras como enemigas”
En sus versos Marta desgrana las enseñanzas machistas que las películas de Disney nos han mostrado (y hemos asumido) desde nuestra más tierna infancia en una especie de carta dirigida al mismísimo artífice de la 'fábrica de sueños'.
Así, ella le dice a Walt Disney que “me enseñaste a odiar” y a “ver a otras mujeres como enemigas”, pero también “qué hacer para contentar a un hombre” y que el amor es “a lo máximo que aspiro”.
“Debemos elegir entre sumisa o bruja”, continúa, ironizando sobre “el romanticismo de besar a un cadáver” o “abusar de la chica que se queda dormida”, mientras que a los chicos se les enseñaba a “ser valientes” y convertirse en “el rey león de la manada”.
Princesas que no se hacen la cera
Después de asumir gracias a Disney que “no eres suficiente contigo misma, necesitas a un hombre que te diga lo que vales”, la poeta le deja claro al creador que ya hay “princesas que dejaron de hacerse la cera” porque “unas a otras nos quitamos la venda”. Así que, concluye, “comeremos lo que nos salga de los ovarios, querido Walt”.