Las redes sociales se han convertido en una herramienta fenomenal para informarse, pero también para desinformarse. Muchos son los términos que nos hemos inventado en los últimos meses -que si post-verdad, que si fake news- para referirnos de la mentira y las medias verdades de toda la vida. No es nada nuevo, y es más viejo que el pan que las peores mentiras son aquellas que llevan algo de verdad. Y eso triunfa en las redes sociales, un gran ejemplo es lo que ha ocurrida con la condena de tres años y medio al rapero Valtònyc.
Antes de entrar en faena, hay que decir que evidentemente este solo es un ejemplo, se pueden encontrar infinitos casos de todos los colores e ideologías políticas. En el caso del rapero, estamos ante un caso de libro. Desde que se ha conocido la condena en Twitter se han podido leer centenares de miles de tuits como los siguientes:
De todos ellos se puede extraer un titular bastante claro: Valtònyc va a pasar tres años y medio en la cárcel por insultar al Rey. Pero lo cierto es que los insultos al rey son solo una parte de la condena, que incluye versos de al menos 16 canciones que no solo atacan al rey, sino también a otras muchas personas y que además alaban a grupos terroristas como ETA y GRAPO.
El sesgo de confirmación: nos creemos lo que nos reafirma
Hay mucha gente dispuesta a creer algo así simplemente por su rechazo hacia el gobierno y la monarquía. Es algo humano y que nos ocurre a todos. Se llama sesgo de confirmación e implica que nuestro cerebro está dispuesto a creerse aquella información que reafirme sus creencias, mientras que por otro lado rechazará la que vaya en su contra. Eso le ocurra a todos los seres humanos, de toda ideología.
En un contexto social y económico como el que estamos viviendo, con una gran insatisfacción ciudadana hacia los gobernantes, la idea de que la democracia se está degradando es tremendamente atractiva.
Sin embargo, tal y como explica el abogado y escritor Juan José Areta, más conocido como Tsevan Babtan, el rapero no va a la cárcel por insultar al Rey, va por tres delitos distintos, de los cuales solo uno son las injurias:
Es decir, de los 42 meses que deberá pasar en prisión, 12 se debe a los insultos a la corona. Únicamente por ellas lo más probable es que no hubiera ido, ya que con penas inferiores a dos años normalmente se logra evitar la entrada en la cárcel. Sin embargo, los delitos por amenazas y enaltecimiento terrorista sí que se superan esos 24 meses que hacen ineludible la entrada en prisión.
En el auto al que tuvo acceso EL ESPAÑOL, el juez recoge versos de las letras del músico como "Quiero transmitir a los españoles un mensaje de esperanza, ETA es una gran nación", "¡Gloria! Es Andrea Fabra durmiendo en la calle,y que un parado le rompa las costillas con un bate", "De Cospedal no reiría tanto en un zulo a cuarenta grados” o "Mataría a Esperanza Aguirre, pero antes, le haría ver como su hijo vive entre ratas”.
Las simple news las primas reduccionistas de las fake news
Es decir, cuando se destaca que Valtònyc irá a la cárcel por cantar contra los Borbones se está explicando únicamente una parte de la realidad que le ha ido a la cárcel, una parte que, por sí sola, posiblemente no hubiera dado con el músico en prisión. Así, decir que un rapero ha ido a la cárcel por insultar al Rey es (casi) mentira. Otra discusión totalmente diferente es si la pena es proporcional a lo que se ha cometido o incluso si debería ser considerado delito.
Sin embargo, ese es el relato que se ha construido en Twitter. El límite de espacio no facilita en absoluto el añadir matices y también juega en contra de la verdad el hecho de que apenas un porcentaje bajísimo de los usuarios pulsen sobre los enlaces, quedándose únicamente en el titular, muy llamativo por otro lado.
El caso de Valtònyc es un ejemplo más de lo que podemos llamar las simple news, algo así como las primas simplificadas de las fake news, en el que la realidad se simplifica hasta un punto en el que puede dar una visión completamente sesgada. Algo que toda la vida se ha llamado "medias verdades" pero que ha encontrado un nicho de oro en una red social conocida fundamentalmente por el límite de caracteres.