El pequeño Madden, un estadounidense de siete años, nació con labio leporino y heterocromía iridum, es decir, con cada ojo de un color distinto. Esas diferencias no pasaron desapercibidas para algunos de sus compañeros de escuela, que empezaron a hacerle bullying mermando así su autoestima.
Sin embargo, todo eso cambió con la llegada de Moon, un gato a imagen y semejanza del niño: un ojo de cada color y una malformación en el labio. Fue su madre la que vio la fotografía del felino en adopción y no dudó a la hora de adoptarlo, cuenta en este medio.
"La semana pasada, un amigo publicó una imagen del gato en nuestro grupo de madres. Nada más verlo supe que debía ser parte de nuestra familia. Moon y Madden estaban destinados a ser amigos... Es curioso cómo una mascota puede hacerte sentir menos solo", explica.
Para recoger a Moon viajaron juntos desde Oklahoma a Minnesota. La llegada del gato hizo comprender a Madden que "no tiene nada de malo ser único", dice su madre. Ahora, ambos compañeros de juegos comparten sus momentos a través de su cuenta de Instagram, donde recibe muchos comentarios que suponen una verdadera inyección de autoestima.