Este sirio lleva un mes atrapado en un aeropuerto para no volver a su país
En La Jungla. Hassan lleva 37 días en un aeropuerto malayo tratando de no volver a Siria, donde podrían procesarlo por no haberse presentado al servicio militar. Él asegura que esa "no es mi guerra".
12 abril, 2018 20:56La historia de Hassan al-Kontar podría ser la de millones de personas a las que la guerra les ha dejado sin hogar o, por lo menos, queriendo vivir lo más alejadas posibles de él. Este sirio vive desde hace algo más de un mes en el aeropuerto de Kuala Lumpur, durmiendo bajo unas escaleras, alimentándose de pollo con arroz y aseándose en los baños.
A sus 36 años, Hassan no quiere regresar a su país porque a su vuelta podría estar esperándole una orden de arresto por no haberse incorporado al servicio militar. Fue The Guardian quien contó su situación este jueves, después de haber conocido su caso a través de Twitter, donde el hombre narra su día a día en este peculiar limbo.
Es fácil en este punto evocar a Tom Hanks en el papel de un Viktor Navorski que vivía atrapado en La Terminal, la película en la que Spielberg narró la lucha del iraní Mehran Karimi Nasseri, que vivió en el Charles de Gaulle la friolera de 18 años. También al actor estadounidense lo menciona Hassan desde su Twitter para intentar que su situación dé la vuelta al mundo y poder hallar así una solución.
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— Hassan Al Kontar (@Kontar81) 09 abril 2018
"No sé qué decir o qué hacer. Necesito una solución, necesito un lugar seguro donde pueda estar legalmente, con trabajo", explica Hassan al medio británico. "No quiero ser parte de la batalla, no quiero matar a nadie. Tampoco quiero que me maten. No es mi guerra", sentencia. Por el momento, su táctica es ponerse en contacto con oenegés de refugiados y seguir tuiteando hasta encontrar respuesta internacional.
Lleva 37 días en la sección de tránsito del aeropuerto malayo desde que Turkish Airlines rechazó su embarque rumbo a Ecuador, negándole la entrada también Malasia y Camboya, según el relato del hombre. “No es solo mi problema. Es el problema de cientos de sirios que sienten que son odiados, rechazados, indeseados, débiles, solitario”, lamenta Hassan, a la espera de poder rehacer su hogar en algún otro lugar lejos de la que fue su tierra, hoy devastada por la guerra.