Los teléfonos móviles tienen una gran cantidad de información sobre sus dueños, por lo que son un caramelito muy interesante para la policía cuando quieren investigar un caso. Sin embargo, los móviles actuales cuentan con medidas de seguridad que dificultan este paso. Todos recordamos el lío de el FBI y Apple con el iPhone del terrorista de San Bernardino. Ahora la policía de Florida se ha encontrado con un problema similar, pero ha encontrado una solución mucho más práctica: presentarse en el funeral del dueño y pedir usar su dedo.
Según explica el Tampa Bay Times, dos detectives se presentaron en la funeraria Sylvan Abbey, en la ciudad de Largo y pidieron acceder al cuerpo. A continuación sacaron el móvil y trataron de desbloquearlo con la mano del fallecido, Linus Phillip, de 30 años. La situación ya es violenta y surrealista de por sí, pero lo es todavía más si se tiene en cuenta que el joven murió tiroteado por la policía.
El teniente Randall Chaney explicó que se trató de un "intento fallido" de conseguir información sobre dos investigaciones, la muerte de Phillip y otra sobre tráfico de drogas. La policía paró a Phillip en una gasolinera debido a llevar unos cristales tintados no permitidos, pero entonces detectó un fuerte olor a marihuana. Cuando pidieron al joven bajarse para registrar el vehículo, Phillip trató de huir, según los agentes poniendo en peligro sus vidas, ante lo que dispararon abatiéndole. Se encontraron importantes cantidades de marihuana, cocaína y crack en el coche.
La policía olvidó desbloquearlo en la escena
Cuando han pasado un determinado margen de tiempo -normalmente desde 48 a 72 horas desde la última vez que se usó la huella- la mayoría de teléfonos piden volver a introducir el código de desbloqueo, algo difícil de averiguar cuando quien lo sabe está muerto. La policía recuperó el teléfono en este margen de tiempo, pero el cadáver ya no estaba en su custodia. Los sensores de huellas se han popularizado en los últimos años y, según explicó Chaney "no nos acordamos de desbloquearlo en la escena del crimen o en la autopsia. Así de nueva es esta tecnología".
La policía no consideró que necesitar una orden judicial para esto, ya que los muertos no tienen derecho a la privacidad, algo que confirmaron expertos legales, pero la forma en la que transcurrieron los hechos no sentó nada bien a la familia. Comprensible.