Dejar el coche en el taller es garantía de que te va a caer una factura de esas que te dejan las orejas temblando semana y media. Normalmente el problema que llevó el vehículo al taller estará arreglado cuando te lo devuelven pero eso ya no siempre es así. La única garantía es la factura.
Pero probablemente nadie pueda imaginar que mientras deja el coche en manos de los mecánicos estos le dediquen únicamente 11 minutos antes de usarlo para atender asuntos tan importantes como irse a comprar un helado. Esto es lo que le ocurrió a Daniel Sheikhan, quien dejó su Mercedes en un taller de la marca en Mississauga, una ciudad adyacente a Toronto, en Canadá.
Durante el servicio, dejó la cámara del salpicadero encendida, y lo que vio cuando le devolvieron el coche le dejó de piedra, especialmente teniendo en cuenta que le habían cobrado 450€.
Tras únicamente 11 minutos en el taller con el capó levantado -la factura incluía 90 minutos de mano de obra-, dos empleados del taller se subieron al coche y se dirigieron a un local cercano a comprar helados. Por si no fuera poco, el dueño encontró restos del helado en el coche cuando lo recogió, motivo por el que decidió comprobar la grabación.
Durante el viaje, suena el teléfono de unos empleados y el manager le indica que las piezas que debía cambiar estaban en el maletero, que el propio cliente los había comprado. "Nadie me dijo nada, así que lo cogí y me lo llevé a probar el coche en la carretera". Al colgar, resultó que el compañero sí había leído el informe y sabía qué había que hacer. "¿Cuánto crees que se ahorró por comprar las piezas el mismo? Cuanto más ricos son, más tacaños".
Tras no recibir una solución satisfactoria, decidió publicar el vídeo en YouTube, donde acumula 3 millones de visualizaciones.