La isla Sentinel del norte puede parecer un islote más si lo vemos desde Google Earth. Se trata de de un trozo de tierra de unos 72 kilómetros cuadrados situado en la golfo de Bengala, a unos 1.300 kilómetros de la costa india, situado en el archipiélago de las islas Andamán y Nicobar. Visto desde un barco o un helicóptero puede parecer un pequeño paraíso. Sin embargo, no te acerques: los lugareños te matarán y el gobierno indio se lo permite.
Los sentileses son una de las últimas tribus que sobreviven sin prácticamente ninguna influencia de la civilización. Hay varios motivos para ello: la isla no tiene interés estratégico, no tiene ningún recurso interesante, está en medio de la nada y un arrecife de coral hace que la aproximación a la isla sea muy difícil. Pero sobre todo se mantienen aislado porque sus habitantes han rechazado el contacto de forma repetida de forma violenta: flechazos, pedradas e insultos en el mejor de los casos. Se desconoce su número, pero se estima que son entre 50 y 400.
Uno de los primeros contactos con los isleños de los que se tiene constancia ocurrió a finales de verano de 1771, cuando un barco indio, el Nineveh, encalló en el arrecife de coral que rodea la isla y los 106 supervivientes llegaron a la playa. Lejos de recibir ayuda de los lugareños, tuvieron que resistir sus ataques hasta que finalmente fueron rescatados por la Royal Navy.
Unos años después, el oficial de la marina británica Maurice Vidal Portman desembarcó en la isla, encontrando varios pequeños asentamientos abandonados y logró capturar a seis sentileses, una pareja mayor y cuatro niños. Los trasladaron a Port Blair -capital de las islas Andamán y Nicobar-, pero los ancianos enfermaron rápidamente y murieron. Ante esto, decidieron devolver a los jóvenes a su casa.
Se desconoce cuánto tiempo ha permanecido la isla aislada del resto del mundo, pero hay razones para pensar que son muchos miles de años, ya que sus habitantes tienen un mayor parecido con los africanos que con los habitantes del sudeste asiático. La aparente debilidad de su sistema inmunológico ante virus y bacterias exteriores es otra pista, y además cuando los exploradores británicos trataron de establecer contacto a usando miembros de las tribus onge -de las islas cercanas-, estas no entendían su idioma.
Se cree que podrían llevar allí 65.000 años. La agricultura apareció hace 7000 años, la escritura hace unos 5000, la pirámide de Keops tiene 4500 y los mamuts se extinguieron hace 3700.
Leopoldo III de Bélgica no fue bien recibido
La isla permaneció básicamente olvidada durante buena parte del siglo XX. Desde 1964 el gobierno indio trató de establecer contacto con los isleños cada cierto tiempo, aunque todos fueron respondidos con flechas, piedras y gestos de los lugareños llevándose las manos a los genitales.
En 1975, el rey Leopoldo de Bélgica realizó una gira diplomática en el archipiélago. Durante un crucero nocturno, trataron de poner pie en la isla, pero un guerrero les ofreció la típica recepción sentilenesa y una flecha alcanzó a uno de los cámaras, situación que hizo que el bote diera media vuelta de forma inmediata.
El barco que les hizo dar el salto de la edad de piedra a la edad de hierro
En 1981, un cargero honkongés, el Pimrose encalló en el arrecife que rodea la isla. Es posible que el capitán hubiera escuchado alguna historia sobre esa isla, porque ordenó a todos sus hombres que permanecieran en el barco -que no estaba en peligro de un hundimiento inmediato- a la espera de rescate.
Pocos días después, detectaron figuras humanas en la playa. Primero pensaron que era el equipo de rescate, pero tras mirar por los prismáticos descubrieron que eran hombres de tez oscura, desnudos y armados, que procedían a fabricar botes de madera, aparentemente con la intención poco amistosa de abordar el barco. Por suerte para los marinos, los sentileneses no encontraron la forma de trepar el casco y permanecieron a salvo hasta que un helicóptero les rescató.
Curiosamente, los encuentros posteriores con los sentileneses mostraron que tras la llegada del Pimrose sus armas dieron un gran salto de calidad, pasando de ser de piedra a metal. Aquel barco -que todavía hoy sigue encallado y se puede ver en Google Maps- hizo que esa minicivilización diera el salto de la edad de piedra a la edad de hierro.
Del primer contacto pacífico en 1991 al tsunami de 2004
El primer contacto pacífico entre la civilización no se dio hasta 1991, cuando el 4 de enero el antropólogo indio Triloknath Pandit logró intercambiar ciertos regalos, principalmente fruta. Desde entonces y hasta 1997 hubo varios contactos más. Ese año el gobierno indio cambió su política tras la presión ejercida por varias ONG después de que los Jawara -una tribu que habitan islas cercanas a Sentinel del norte- se situase al borde de la extinción debido al turismo y a los "safaris humanos".
La noche del 26 de diciembre de 2004 un tsunami azotó el océano Índico causando 280.000 víctimas a lo largo de la costa del golfo de Bengala. En pleno caos, el gobierno indio no recordó enviar ayuda a la isla hasta tres días después del desastre. Fue un helicóptero el encargado de comprobar el estado de los sentileses. No consiguieron aterrizar: flechas, piedras y lanzas. Los habitantes parecían estar bien.
Esto es especialmente sorprendente teniendo en cuenta que el terremoto afectó la isla de forma espectacular, elevándola cerca de dos metros y exponiendo el arrecife que desde entonces es tierra seca. En varios lugares de la isla se ganó casi un kilómetro de superficie. Las zonas de pesca quedaron afectadas, pero parecen haberse adaptado.
Prohibición de viajar a la isla y zona de exclusión
El 26 de enero de 2006 dos pescadores indios -Sunder Raj, de 48 años, and Pandit Tiwari, de 52- se acercaron excesivamente a la isla cuando trataban de pescar cangrejos y murieron a manos de los sentileses. Desde ese momento, el gobierno decidió prohibir todo viaje a la isla y una zona de exclusión de 3 millas se ha impuesto alrededor de la isla. No se tomarán medidas contra los isleños si matan a quien se acerque más allá de esos límites.
La última foto de los sentileses fue tomada en 2005 por Christian Caron: