Todos hemos pasado horas y horas en frente del cubo de Rubik, mirando fijamente esos cuadritos de colores y dejando que ellos te devuelvan la mirada, desafiantes, confiados, sabiendo que nunca, jamás, llegarás a solucionar ese maldito puzzle. Da igual cuantas horas te pases en el baño girando las piezas, primero con un plan, luego de forma aleatoria y por último llorando con la esperanza de que las galaxias se alineen y, casualmente, las fuerzas cósmicas ordenen las seis malditas caras de colorines.
Muchos lo hemos intentado, pero pocos lo han conseguido. El cubo de Rubik es una espina clavada en millones de personas que pensaron que ese juguetito de niños sería fácil de solucionar, solo para encontrarse de que era una trampa. Una trampa, además, adictiva.
Feliks Zemdegs es el responsable de la salvaje humillación a todos los pobres diablos que lo más que hemos logrado es solucionar dos caras. Él ha batido el récord mundial al solucionarlo en 4,22 segundos.
Para echar sal a la herida, él era el poseedor del anterior récord: 4,59 segundos. Eso sí, lo tenía compartido con el coreano SeungBeom Cho:
Eso sí, como prueba de que la revolución ha comenzado y no hay nada que los humanos puedan hacer en el momento que las máquinas decidan que lo mejor para optimizar el funcionamiento de las cosas es exterminar a los seres humanos. Este robot fue capaz de solucionarlo en 0,22 segundos.
De hecho, lo soluciona tan rápido que rompe muchos cubos:
Lo que le ha pasado a este cubo es una metáfora de lo ocurrido a mi orgullo viendo todos estos vídeos.