Desde que la selección española destrozó en un amistoso a la argentina en un partido amistoso, los insultos argentinos son admirados a este lado del Atlántico como auténticas obras de arte de la literatura postmoderna. "Cementerio de canelones", "tobogán de piojos", "termotanque de sida", "hijo de un sistema solar rebosante de putas" y, por supuesto el "DENME MAYÚSCULAS MÁS GRANDES" son algunos de los más recordados.
Meses después podemos confirmar que no hay nada más hilarante que un argentino enfurecido. Lo podemos hacer gracias a la trágica historia de Facu, un estudiante que después de pasarse varios días estudiando concienzudamente para un examen de geografía que él creía era al día siguiente, solo para descubrir que no, que todavía tenía unos días para estudiar.
Y, oh, Jesucristo, tal descubrimiento no le hizo respirar ante la perspectiva de tener más horas para preparar la prueba, saber que podía estudiar unas horas más. El pibe lo que hizo fue agarrar el botón de las notas de audio de Whatsapp y no lo soltó hasta que en su imaginación todos sus enemigos tenían sus cabezas clavadas en una pica.
Para efecto todavía más cómico, los problemas con su móvil hacen que se le corten los audios, aumentando su enfado. ¿Y qué hicieron sus compañeros? Evidentemente, subir sus mensajes a Twitter:
Y el enfurecido Facu saltó a la fama, tal y como él mismo mencionaba en su cuenta de Twitter. Sus audios habían dado el salto a la radio.
Y es que, tal y como demuestra el animador Gabriel Lucero con su serie Gente Rota, hay pocas cosas más locas que el audio de un argentino indignado: