La adicción a los opiáceos es uno de los grandes caballos de batalla de las administraciones estadounidenses viendo que, lejos de disminuir su consumo, cada vez aumenta más con la proliferación de nuevas sustancias cuya ingesta no está mal vista por la sociedad, como puede ser el caso de los analgésicos.
Uno de los indicadores que más ha alertado a las autoridades es el que han descubierto los científicos del Departamento de Pesca y Vida Silvestre de Washington, encontrando evidencias de que el gran consumo de estas drogas legales está afectando a la vida marina.
En concreto, han analizado los mejillones de la costa de Seattle para comprobar que contienen oxicodona, un derivado del opio que se consume en forma de calmantes. Los moluscos son animales filtradores que absorben todas las sustancias que se encuentran en su entorno y las concentran en sus tejidos, de modo que se trata de unos indicadores óptimos para el estudio.
El método
Para realizar sus análisis, los científicos trasplantaron mejillones limpios de una planta de acuicultura situada en Whidbey Island a 18 localidades. Varios meses después los sacaron para obtener los datos realizando las analíticas correspondientes. En tres de los 18 puntos los moluscos contenían este derivado del opio.
La explicación de la ciencia es simple. Cuando los humanos consumimos estos medicamentos acabamos excretando parte de la sustancia que, finalmente, termina en ríos o mares. Los sistemas de filtrado y las depuradoras no pueden eliminarlos por completo de las aguas residuales.
Así, los mejillones han dado positivo en opioides, antidepresivos e incluso en medicamentos usados para la quimioterapia. Aunque los científicos, tal y como recoge CBS News, no están seguros de que los mejillones metabolicen los fármacos, sí han afirmado que algunos peces no corren la misma suerte y, por lo tanto, ya se habrían introducido en la cadena alimenticia.