La pereza de desmaquillarse cuando uno llega a casa después de una noche de fiesta o un día más intenso de lo normal no es nada nuevo. Quien más y quien menos se ha levantado al día siguiente en modo oso panda con un cerco delatador de color negro enmarcándole la mirada, pero procuramos que eso no sea lo habitual porque en el fondo sabemos que es muy poco higiénico.
Ahora, la historia de Theresa Lynch quizás nos anime un poco más a dormir con el rostro impoluto. Esta australiana de 50 años y residente en Sidney casi pierde la vista tras llevar la friolera de 25 años sin quitarse la máscara de pestañas en profundidad. El producto se le había ido acumulando bajo los párpados durante todo este tiempo.
La mujer acudió al médico con los ojos irritados, según la información que recogen algunos medios. Ella tenía una "sensación muy incómoda" debajo de ambos párpados, de modo que el doctor revisó la zona y se encontró, para su sorpresa, un montón de protuberancias calcificadas de color negro donde se había acumulado el rímel.
Operación urgente
No les quedó más remedio que intervenir a la mujer de urgencia para quitárselos en una operación que duró hora y media. "Había caído en la mala costumbre de llevar mucho maquillaje y no lavarlo", reconoció Lynch, quien se asustó mucho al saber lo que habían encontrado los médicos.
"Nunca debería haber dejado que llegara tan lejos. Es muy importante quitarse el maquillaje de manera adecuada cada noche. No puedes perderte ni un solo día", aconseja ahora la mujer, que seguro que no va a pasar ninguna noche más sin borrarse escrupulosamente el maquillaje de la cara.