La llegada del verano no solo trae calor y las quejas de cuánto calor hace, también abre la puerta al milagro de la época: las vacaciones. Después de todo un año sufriendo en el trabajo, tras las interminables tardes preparando ese viaje soñado, llega el momento de vislumbrar la puerta de embarque rumbo a lo desconocido. Sí, viajar es uno de esos placeres que hay que experimentar al menos una vez al año. Pero, como cualquier placer terrenal, tiene un peaje a pagar. En los viajes suele ser el avión.
Cualquiera que haya tomado varias veces el avión sabe que los aeropuertos encierran un mundo paralelo que comienza justo cuando te quitas el cinturón para pasar bajo el arco detector de metales. Una vez dejas a tu vergüenza en el control de acceso, junto con el desodorante, la pasta de dientes y el peligrosísimo bote de champú que se pasaba de tamaño, te adentras en la antesala del cielo, ese kilométrico laberinto de pasillos por el que irremediablemente te pierdes buscando tu terminal. Quien planificó los aeropuertos debió ser el mismo que inventó el abrefácil: parece buena idea, pero después descubres que iba a joder.
Volar puede ser divertido, pero basta un ligero contratiempo para convertir cualquier viaje en una pesadilla. La mayor parte de problemas podemos evitarlos, pero siempre habrá algunos que no dependerán de nosotros. Retrasos, cancelaciones, el temido overbooking... Contra eso poco podemos hacer, sí con todo lo demás: aquí van los 10 trucos imprescindibles para que tu próximo vuelo no se convierta en una pesadilla.
Estúdiate el transporte público para entrar y salir del aeropuerto
Hay que ir con tiempo al aeropuerto. Esto es de perogrullo porque todo el mundo lo sabe, pero no solo el tiempo es importante, también el transporte que utilizas. La mayor parte de aeropuertos suele tener una buena red de transporte público para entrar y salir de las instalaciones, por lo que te aconsejo que la estudies. Mira las guías, pregunta a quienes han viajado y traza el plan antes de salir de casa. Mil veces mejor es el metro que el taxi o un Uber; siempre que no hayas facturado una maleta muy grande, claro.
Lleva el check-in hecho al aeropuerto
Jamás, repito, jamás acudas al aeropuerto a tomar un vuelo sin haber hecho el check-in previamente. Esto es imprescindible para convertir la reserva pagada en un asiento de avión; y si se te ocurre hacerlo en el mostrador de la aerolínea la espera puede ser terrible. Hay terminales electrónicos que facilitan la tarea, pero la web es tu amiga: antes de ir al aeropuerto haz el check-in en Internet. O mejor: utiliza la app de la aerolínea. Con el móvil puedes ir a cualquier parte, también a tu vuelo.
Lleva el check-in en todos los formatos posibles
Con el móvil (y aplicaciones como el Wallet de Apple) es mucho más cómodo que nunca tomar un avión. No suele fallar, pero a veces lo hace (doy fe). Así que, si no quieres sufrir como cuando te hacen ministro, te recomiendo que lleves el check-in de todas las maneras posibles. Impreso, en el mail, haz una captura del mail para tenerlo en la galería del móvil, descárgalo en la aplicación, tatúatelo en el brazo... Si pierdes uno que siempre tengas un comprobante de repuesto.
¿Cuál es el mejor asiento?
Esto es mucho más crucial de lo que parece y debes tomártelo más en serio que la elección entre aerolínea low cost y "normal". Como lo habitual es que vayas en turista, la primera consideración es cuál de los tres asientos elegir. ¿Ventanilla, central o pasillo? Si eres de vejiga suelta la elección está clara: pasillo. Si quieres hacer fotos del vuelo (esas imágenes aéreas con el ala del avión de fondo tan "especiales") debes ir, obviamente, en pasillo. Pero eso sí: nunca elijas el asiento central, acabarás hasta las narices como el vuelo sea largo.
El asiento se elige en el check-in, así que apresúrate a hacerlo lo antes posible (cada aerolínea tiene unos plazos, normalmente son las 24 horas antes del vuelo). Central nunca. Y siempre lo más cerca posible de la cabeza del avión: ahorrarás mucho tiempo a la hora de embarcar y de abandonar la nave.
Evita facturar equipaje en la medida de lo posible
El equipaje de mano es tu mejor amigo, no lo olvides. En vacaciones largas es difícil no facturar, pero ocurre todo lo contrario en las escapadas cortas. Lleva una maleta que cumpla con las medidas de cabina (preferiblemente con ruedas, vas a hacer más kilómetros por el aeropuerto que Fernando Alonso en una carrera de F1) y rellénala con lo imprescindible. Yo me encontré con una pareja que se iba a Londres un mes y llevaba solo equipaje de mano: decían que lavaban la ropa a diario. Sin llegar a estos niveles, facturar es solo la última opción.
Evita los líquidos
No solo en el registro de acceso, también según pones los pies en el Duty Free: todo lo que bebas tendrás que echarlo en el avión. No hay que llegar al límite de la deshidratación, pero oye: cuanto menos tengas que levantarte al baño mejor. Siempre que sean vuelos cortos: si vas a pasar mucho tiempo en el avión levántate cada cierto tiempo, aunque solo sea para estirar las piernas.
Ponte en la cola de embarque de los primeros
Aguantar de pie es una lata, sí, pero entrar de los primeros en el avión lo compensa: tendrás todo el espacio para tu equipaje (recuerda, solo maleta de mano; con una mochila o bolso extra, por lo general dejan ese complemento si cabe entre las piernas). Ojo, como llegues de los últimos a lo mejor te toca facturar tu maleta de cabina...
El móvil, tu mejor amigo después de la maleta de cabina
Consejo: atiborra el móvil con series, películas, juegos sin conexión, libros... y lleva siempre contigo un cable de carga y una batería externa apta para arrancar un tractor: todo ese entretenimiento te ahorrará el tedio de los vuelos. A no ser que te duermas antes de despegar, en cuyo caso lo mejor para ti es una almohada.
Auriculares con cancelación de ruido, lo mejor si acostumbras a volar
El ruido de los motores se te mete en el cerebro igual que la conversación de tu compañero de asiento. Y el mejor remedio contra ambos son unos auriculares de diadema con cancelación de ruido. No son baratos, pero compensa si tomas más aviones que un cantante de pop. Basta ponerse los auriculares para que el ruido se evapore, también el de los motores.
Nunca te levantes del asiento hasta que hayan abierto las puertas
Antes decía que para embarcar es bueno entrar de los primeros, también que convenía hacer check-in con un asiento lo más cercano posible a la cabeza del avión. ¿Y para desembarcar? Nunca te levantes cuando se apaga la señal del cinturón porque te quedarás de pie tontamente. Las prisas por salir de un avión son contraproducentes: cuanto más rápido quieras ir más tiempo estarás de pie. Como cuando te castigaban en el colegio.
Que volar sea una experiencia positiva y no un mal trago, ese es el objetivo. Porque todo viaje empieza desde el momento en el que pones los pies en el aeropuerto, disfruta cada minuto como si ya estuvieses en destino. Y reza porque no te cancelen el vuelo...