Ya ha empezado el Mundial de Fútbol. Sé que es una obviedad porque una buena parte de tus amigos solo habla de fueras de juego y goles. Por contra, aquellos a los que no nos va ni nos viene este deporte vivimos el Mundial como una época en la que nos sentimos desplazados. Igual que cuando tus compañeros de clase hablaban de un programa que echaron la noche anterior y tú no lo habías visto porque tus padres te hicieron acostar pronto, la sensación de aislamiento es similar. Y claro, basta que quieras integrarte para meter la pata.
Mi relación con el fútbol es la misma que mi relación con el sexo: le pongo pasión siempre que salto al campo, pero no le veo la emoción a verlo por la tele. Gente escapándose del trabajo solo por ver el partido, anulando citas porque coinciden con el último encuentro de su selección, enfados y depresiones cuando su equipo no consigue pasar de ronda, no lo entiendo. A ver, comprendo que se tenga simpatía por unos colores y que te guste ver cómo los defienden, ya sea en un campo de fútbol como en una competición de batir mantequilla, pero se me escapa ese ansia por absorber todo lo relacionado con el Mundial. Porque durante durante las próximas semanas no se hablará de otra cosa, esta es una cortina de humo como la fumarola de un volcán.
Hablaba antes de la integración para no meter la pata. Cuando no hay colapso de fútbol, y te interesa lo mismo el tema que la cría de caracoles, puedes ausentarte de las conversaciones porque no son tan extensas como para durar toda una sobremesa. Pero todo cambia durante la Copa, es como si se detuviese el mundo y tus amigos solo tuviesen ojos para la pelota. Y claro, no te queda otra: o aprendes algo del dichoso fútbol o te toca estar más marginado que el que no tiene WhatsApp.
¿Cómo sobrevivir al Mundial de Fútbol si no te gusta ese deporte? Lo mejor es apagar la tele y aprovechar para desintoxicarse, lo mismo para las noticias y hasta para los amigos y familiares que siempre hablan de lo mismo. Pero tarde o temprano querrás encajar en las conversaciones para que no te vean como quien va en chándal a una boda. Aquí van unos cuantos truquis.
Haz como que escuchas atentamente y asiente cuando alguien se queje del árbitro
Las conversaciones de fútbol son apasionantes para quienes tienen una pelota en lugar de cerebro, pero se vuelven tan insulsas y monótonas para los que no nos gusta ese deporte que casi sería mejor que nos condenaran a ver diez horas de documentales de la sabana sin poder echar la siesta. Vale, esto ocurre siempre que coincide un grupo de personas apasionado de un tema concreto, pero con el Mundial de Fútbol se hace tan habitual que no hay manera de escaparse sin que alguien te recrimine eso de "¿Pero cómo es que no viste ayer a nuestra selección?". Pues no, estuve jugando a la consola (verídico).
Lo mejor para no desencajar es hacer como que entiendes de lo que hablan a pesar de que se pongan a desgranar la táctica del 4-4-2 del entrenador de Senegal. Asiente cuando se quejen del último arbitraje, sonríe cada vez que hagan un chiste y lo más importante: responde con un "Yo siempre seré de la selección lo haga bien o lo haga mal" cada vez que te pregunten si viste el último partido. No suele fallar.
Aprovecha los partidos de la selección para ir a los lugares que normalmente están abarrotados
Que no te guste el fútbol tiene sus ventajas. Una de las más interesantes es que puedes aprovechar las horas de los partidos para ir de tiendas, por ejemplo: estará todo tan vacío que te parecerá un apocalipsis zombi. También ir a ese restaurante en el que llevas tiempo deseando comer o al museo que querías visitar. Bueno, seguramente el museo esté tan vacío como siempre.
Si no quieres desencajar, Google es tu amigo
Cualquier partido de fútbol se puede resumir en los resultados, en las jugadas más polémicas y en lo que haya dicho Cristiano Ronaldo. Así que basta con buscar "Mundial de Fútbol" en Google para enterarte al momento de lo que necesitas para no desencajar en tu grupo de amigos. Todos saben que conoces menos de fútbol que un cocinero guiri de paellas, pero seguro que apreciarán el esfuerzo. Todo lo contrario de los valencianos con el cocinero.
Ni se te ocurra invitar a tus amigos a ver un partido en tu casa
Quizá pienses que hacer una fiesta en casa es una buena manera de encajar en tu grupo de forofos futboleros, pero he de quitártelo de la cabeza: existe un riesgo enorme de que termine mal. Si la selección gana solo hablarán del partido; y si pierde no solo hablarán exclusivamente del partido: también se enfadarán como si hubieran sufrido la afrenta en sus carnes. Imagina vivir eso en tu casa y con la obligación que tienen los anfitriones de prestar atención a sus invitados: te entrarán ganas de matar a alguien. O de tirarte por la ventana para acabar con el sufrimiento, especialmente cuando te toque recogerlo todo.
Seguramente no tengas que aguantar más allá de cuartos
El Mundial de Fútbol es una bomba de generar noticias colapsando el resto de la actualidad. Eso hasta que la selección cae de la Copa y le toca volver a casa, algo que suele suceder en cuartos de final. Así que ese es el límite: primeros de julio. Más allá de esa fecha recuperarás a tus amigos y hasta las charlas de trabajo criticando al jefe. Eso siempre que España no avance en la tabla, que entonces te espera una buena: no se hablará de otra cosa. Mejor emigrar.
Sea como fuere, la Copa del Mundo de Rusia solo dura un mes por más que a quienes no nos gusta el fútbol se haga eterna. Y no tenemos por qué estar atentos a ella, que siempre hay temas más allá del deporte. Aunque quién sabe, quizá si te interesas un poco por el Mundial también acabes pillándole el gusto. Si hay tanta gente siguiéndolo debe ser por algo, digo yo.