El universo IKEA está pensado para que nos sintamos en sus tiendas como en la casa de nuestros sueños. Sentarnos cómodamente en sus cocinas, contemplar la vida pasar desde sus sofás, estirarnos para probar sus colchones o disparar las armas que la gente se deja olvidadas.
Esto último, por surrealista que parezca, es lo que ha pasado en la tienda que la marca sueca tiene en Fishers, Indiana, Estados Unidos. Allí, un niño de seis años jugueteaba entre la exposición de muebles mientras sus familiares estaban de compras cuando se topó con una pistola que había caído entre los cojines de un sofá.
El pequeño, como si se tratara de un juego, accionó el gatillo y disparó, con la inmensa suerte de que nadie resultó herido. Eso sí, el pánico se adueñó de los clientes de IKEA y el propietario del arma supo al instante que la había estraviado.
Se le había caído
Con la tienda evacuada en mitad de la confusión, el sargento Tom Weger, de la Policía de Fishers, explicó a The Washington Post que el dueño del arma "se sentó y, de alguna manera u otra, se desprendió de su suerpo y cuando se levantó no se dio cuenta de que estaba sin ella".
Eso sí, "tan pronto como se dio cuenta de que había una conmoción en la tienda, el propietario se identificó rápidamente y cooperó con la investigación". El sargento no ha especificado si el hombre tenía o no licencia de armas y será la Fiscalía del Condado de Hamilton quien revise el caso.
Por su parte, IKEA ha emitido un comunicado en el que recuerda que no se permiten armas en el interior de sus establecimientos y que permanentemente tienen personal velando por la seguridad de sus clientes.