Jugar con los límites que separan la realidad y la ficción no es algo para nada nuevo. Aunque autores de todas las épocas han jugado con utilizar formatos normalmente dedicados a relatar hechos reales para contar sus novelitas, eso es algo que no siempre ha sido bien recibido por todos.
En las últimas décadas hemos visto una gran cantidad de falsos documentales, especialmente a raíz del éxito de This is Spinal Trap de 1984. Otra obra muy conocida es Operación Luna, dirigida por William Karel y que explicaba como Kubrick rodó la llegada a la Luna, broma en el que personajes como Buzz Aldrin, Henry Kissinger o Donald Rumsfeld o la propia hija del mítico director. En España, Jordi Évole trató de imitar a este documental en su capítulo de Salvados 'Operación: Palace' en el que explicaba que el 23F era una farsa dirigida por José Luis Garci.
Juanjo Ramírez -escritor y guionista de, por ejemplo, Vaya Semanita- publicó a última hora de ayer un hilo en el que hacía algo muy parecido: explicar una historia totalmente falsa en un formato en el que estamos acostumbrados a leer historias supuestamente reales -aunque hay mucho invent-:
La historia está magníficamente enlazada, sin embargo, no a todo el mundo le ha gustado. Por ejemplo a Alex Riveiro, divulgador científico popular por sus magníficos hilos de astronomía y que recientemente ha inaugurado su muy recomendable canal de YouTube:
En un primer momento parece que Riveiro no se dio cuenta de que estaba leyendo un relato de ficción, a pesar de que en las respuestas el propio autor deja claro que no es su intención que nadie se lo crea:
Sin embargo, el saber que se trataba de un hilo de ficción no ha hecho que Riveiro ni algunos de sus seguidores quedasen satisfechos. El problema, para ellos, no era tanto la intencionalidad, sino que muchas personas pudieran creérselo de todos modos:
Y en una cosa tiene razón el divulgador, y es que en las redes la pseudociencia vuela como quiere, como para extrañarse de que alguien se crea cualquier historia, por absurda que parezca:
El debate es complejo, porque es evidente que explicar desde el principio que todo es ficción le resta mucho interés al hilo -ese chute de "mira qué listo soy" que sientes al darte cuenta de que es mentira- mientras que ponerlo al final queda poco estético y puede dar la sensación de estar insultando la inteligencia de muchos lectores.
Sin embargo, hay mucha gente que se lo ha creído y eso es, efectivamente, un problema. Y probablemente el problema resida no tanto en que se deba o no jugar con estos formatos, sino en un problema tan profundo como la educación de los lectores.
Internet ha cambiado el mundo de forma dramática. La gran mayoría hemos sido formados en un sistema educativo pensado para un mundo en el que había que lidiar con la escasez de información. Encontrar determinadas cosas exigía el esfuerzo de ir a la biblioteca. Hoy todos llevamos en el bolsillo un dispositivo con acceso a la mayor base de datos de la historia. Ahora hay que lidiar con el exceso de información, el reto no es llegar al dato, sino distinguir cuál es el dato bueno entre los 100 millones que nos ofrece Google. Y para eso se necesitan unas herramientas que mucha gente no dispone.
Y en ese escenario, lo menos preocupante es que haya gente que se crea una historieta de una bacteria extraterrestre.