Los pulpos son animales conocidos por sus tentáculos, la característica que más destaca visualmente. Sin embargo, una característica menos conocida es su tremenda inteligencia. Quizá, incluso, tengan poderes psíquicos, a juzgar por su capacidad para adivinar resultados en el Mundial.
El torneo de 2010 no solo fue especial porque lo ganó España, también por el Pulpo Paul que adivinó que ese equipo condenado a caer eliminado siempre en cuartos de final levantaría la copa, y antes que eliminaría a la mismísima Alemania. Ni Manolo el del Bombo lo hubiera predicho mejor.
El nuevo mentalista responde al nombre de Rabiot, concretamente es un pulpo gigante del Pacífico que vive en la ciudad de Obira, y cuyo nombre proviene, efectivamente, del centrocampista francés.
Rabiot fue capaz de predecir que la victoria de Japón frente a Colombia, el empate frente a Senegal y la derrota ante Polonia. Una tasa de éxito del 100%. Las posibilidades de que lo lograse eran de una entre 27.
¿Qué dijo del encuentro de octavos en el que los nipones se toparían frente a Bélgica?
Pues no dijo absolutamente nada, básicamente porque Kimio Abe, el pescador que lo había capturado, pensó que era más importante llenar la cuenta corriente que tener un pulpo viral, por lo que no dudó en trocearlo y colgarlo en la entrada de su tienda.
Japón disputó su último partido frente a Bélgica, y solo una remontada de última hora evitó que la selección nipona se plantase en cuartos de final. Rabiot no pudo verlo, y a la hora del partido probablemente ya formaba parte de un yakisoba.
Eso sí, Rabiot hubiera estado orgulloso de sus jugadores, que no solo dieron un susto de muerte a una de las mejores selecciones del torneo. Y aún así, dejaron el vestuario impoluto y con un mensaje de agradecimiento.
No sabemos qué hubiera ocurrido si el gafe más gafe de todo Twitter no hubiera tuiteado lo mucho que admira al bético Inui. En el Betis todavía no se han recuperado.