Algo huele a podrido en Botsuana. Que el rey emérito Juan Carlos I pudiera tener corruptelas por ahí y muertos en el armario por allá no es algo que pueda pillar de sorpresa a prácticamente nadie. Pero eso no quita que con cada gota de información que nos llega, nos quedemos ojipláticos ante el nivel de melasoplismo con el que se mueven, o movían, algunos.
Que el monarca tuvo todo tipo de líos de faldas tampoco es sorpresa, así que la noticia de que llegó a juntar ambas facetas es casi una consecuencia lógica en una época en la que Marvel ha puesto de moda eso de cruzar sus mejores héroes.
Testaferro es una palabra de esas que da gusto de pronunciar. Esa te, esa efe y esa doble erre llenan la boca como pocas palabras. Y en el fondo, a todos nos gustaría tener uno. Solo oyendo la palabra ya te das cuenta de que es algo importante, como tener un mayordomo o algo así, pero con un toque Corleone.
Así que, siendo Juan Carlos como es ¿quién mejor que su querida amiga Corinna para ejercer tan importante papel? Al fin y al cabo uno no suele encontrar una amante con residencia en Mónaco a través de Tinder.
Y es que los tuiteros lo tienen que reconocer, a veces se les pone las cosas muy fáciles...