En el lugar equivocado y en el peor de los momentos. El conductor del Lamborghini Huracan de color azul que el pasado 7 de julio estaba repostando en la gasolinera Mobil de la localidad de Lirkwood, en Misuri (EE.UU.), no va a olvidarse fácilmente de ese día.
Estaba allí junto a su amigo Parker Gelber, quien relató la historia de lo sucedido en su cuenta de Facebook y que también tiene un Lamborghini, pero este de color rojo. Ambos aparcaron y entraron en la tienda de la gasolinera, desde donde estaban grabando un vídeo de los dos vehículos parados al lado de los surtidores.
Móvil en mano, captaron cómo el conductor de la furgoneta que estaba a la par del automóvil azul arrancaba sin sacar la boquilla de la manguera, que rompe y empieza a soltar combustible sobre el lujoso coche:
"La bomba roció de combustible directamente el motor del Lamborghini y este se incendio", explica Gelber, añadiendo que de repente vieron "una gran bola de fuego". Después de la intervención de los equipos de emergencia, los dos hombres comprobaron que el coche quedó calcinado mientras el rojo, por suerte, solo estaba cubierto de cenizas.