La foto perfecta es la herramienta perfecta para atraer seguidores, y la foto perfecta es una que no todo el mundo se pueda hacer. Original, diferente, bonita, aspiracional... y lograrlo no siempre es algo fácil. Básicamente todo tiene que ir dirigido a dar envidia a tus seguidores.
Katarina Zarutskie es una influencer de 19 años que cuenta con casi 60 mil seguidores en Instagram y quiso aprovechar un viaje a Bahamas para lograr algunas fotos impresionantes y no hay nada mejor que flotar entre tiburones. Eso sí, que nadie se alarme, estamos hablando de tiburones nodriza, unos animales tranquilos... pero que no dejan de ser tiburones.
La estampa buscada era la siguiente:
Según informa BuzzFeed, el novio de la chica, que captó las imágenes, ya era un tanto escéptico sobre la conveniencia de meterse en el agua con los animales. Ella, sin embargo, no quiso perder la oportunidad de sumar likes.
Y entonces, uno de los animales decidió que su brazo tenía pinta de ser sabroso:
Y... ¡ñam!
La chica supo mantener la calma, sacar el brazo del agua para evitar que la sangre gotease y atrajese a nuevos escualos con ganas de unirse al festín.
Por fortuna para ella, la cosa no fue a mayores, aunque ha tenido que llevar un bonito vendaje durante unas semanas. Ahora podrá ser influencer de vendas, todo ventajas.
Aunque la foto de la herida deja claro que el tiburón nodriza, por mucho que sea un animal tranquilo y de que esta fuese una cría, tiene bastante mala baba:
El ataque de los haters
Pero el tiburón no es el único que le ha dado un buen mordisco. El suceso ocurrió hace casi un mes, aunque no ha sido hasta ahora cuando lo ha relatado en redes. Y ha sido hacerlo y recibir el ataque de los haters, esa gente que no tiene otra cosa que hacer a parte de meter bulla en redes sociales, asegurando que estaba culpando al animal cuando fue ella quien se metió en su territorio.
Ella respondió diciendo que sabe perfectamente que son animales salvajes y que no era una situación controlable. Sin embargo, la intensidad de los ataques ha sido tal que decidió echar el candado a su cuenta y dejarla en privado hasta que pase la tormenta.
Al final siempre somos los humanos los animales que mordemos más fuerte.