A veces agudizar el ingenio puede ahorrarte unos cuantos euros sin que el resto del mundo lo note. Eso debió pensar el director de un zoológico de El Cairo mientras miraba una cebra. El blanquinegro animal no le debió parecer tan distinto a un caballo, y eso dio lugar a una gran idea. Pero los caballos tampoco son baratos, así que su fabulosa mente rápidamente dio con una solución low-cost.
Y así acabó un pobre burro, en un zoo de El Cairo disfrazado de código de barras gracias a un buen set de maquillaje que, por desgracia, tampoco sería digno de ganar el Oscar. El animal no tiene la característica melena y las orejas de un burro, a parte de que la pintura, que en algunos puntos comienza a irse, parece bastante evidente. Muchos expertos dicen que es un burro porque, bueno, parece un burro.
El pastel fue destapado por un estudiante, Mahmoud A. Sarhani, a quien el asombroso burro-cebra le llamó tanto la atención que decidió subir las imágenes a las redes sociales, con virales resultados.
Al menos, por lo que explican quienes lo han visto, el animal se comporta con normalidad y no parece haber desarrollado ninguna enfermedad debido a la pintura a pesar de que seguramente no sería lo más sano y no parece muy forzado considerarlo maltrato animal.
A pesar de que no hace falta ser precisamente un forense para ver la diferencia entre una cebra y un burro pintado, el director del zoológico, Mohamed Sultan, insiste en que es una cebra legítima, tal y como ha asegurado a la prensa local.
No es la primera vez que desde un zoo se intenta una treta de este tipo. En 2008 ya ocurrió algo similar cuando dos cebras de un parque de Gaza murieron de inanición ante lo cual los cuidadores -que habían pagado 40.000 dólares por los animales, de contrabando- decidieron tomar dos burros y pintarlos como cebras. Contra todo pronóstico, se convirtieron en dos celebridades locales.