Hay niños que son la viva encarnación de un huracán, esos que dejarlos solos durante unos segundos implica la destrucción del mundo tal y como lo conocemos. Eso es lo que descubrió Moses, quien estaba cuidando de su sobrino, Isaac, cuando decidió ir un momento al baño, por aquello de las necesidades más básicas del cuerpo humano.
No pensó que ausentarse durante apenas minuto y medio tendría ningún tipo de consecuencias, y más teniendo en cuenta que la madre del pequeño de dos años también estaba en casa, viendo la tele.
Sin embargo, Isaac aprovechó muy bien esos pocos minutos que tuvo a solas para liarla parda. Y solo necesitó dos elementos, cual McGyver, para hacerlo: una cuchara y un bote de harina.
Cuando Moses salió del baño, confiado en que su sobrino estaría tal y como lo había dejado, se lo encontró empanado en harina y con la habitación redecorada con polvo blanco.
¿Y qué hizo? Hizo lo mismo que cualquier milenial: sacar su móvil, grabarlo y compartirlo en redes sociales:
En declaraciones a Unilad, Moses explicó que su hermana -la madre del pequeño diablo- estaba distraída y, cuando volvió "parecía que mi casa era un escenario de Narcos o algo. No sabía si gritar o enfadarme, así que empecé a llamarle Isaac 'Maradona'".