No hay nada más desesperante que verte atrapado en un atasco. Ese castigo de los dioses que te hacen llegar tarde al trabajo -mira, eso tiene un pase- pero que además te hacen llegar a tu casa cuando el rosco de Pasapalabra ya está casi acabado. Para mayor desgracia de los humanos, cuando cogemos el coche para irnos a la playa a desconectar unas semanas, hay muchas posibilidades de que nos encontremos con uno.
Y eso es la vida: lo que ocurre mientras memorizas la matrícula del coche de delante y lo observas avanzar cinco metros antes de que las luces de freno anuncien una nueva parada. Oh, el horror.
Sin embargo, causarlos puede ser todo un vicio. No, no hace falta que te apuntes a un CDR para cortar alguna autopista catalana, porque la magia de Internet es infinita y hay alguien que se ha dedicado a programar un fascinante simulador de tráfico que te permite sembrar el caos causando pequeños atascos. Y sí, nosotros también pensamos "qué tontería" cuando lo vimos, pero eso fue antes de perder media mañana haciendo pruebas.
El juego te permite modificar la trayectoria de la carretera solo con arrastrarla, además de seleccionar entre uno y cuatro carriles, para mayor dramatismo de tus atascos. También puedes añadir una entrada o una salida de la autopista -y con la salida puedes sembrar un auténtico caos si subes el porcentaje de vehículos que la toma y lo dejas un rato. Obras, semáforos, prohibición de adelantar camiones son otros elementos que tienes a tu disposición para desesperar a los pobres conductores digitales.
El atasco invisible
En cuanto vemos un atasco, nuestra primer impulso es decir todo tipo de palabras malsonantes. Luego, damos por hecho que debe haber obras un poco más adelante o que habrá tenido lugar algún accidente. Pero lo cierto es que muchos se deben a que se juntan dos elementos: una densidad de tráfico lo suficientemente alta y conductores haciendo cosas de conductores, como frenar de golpe o cambiarse de carril sin avisar debidamente, obligando a otros a frenar.
Cuando un vehículo frena, el que viene detrás también debe hacerlo. Esto inicia una reacción en cadena que, con el suficiente tráfico, puede prolongarse kilómetros y eventualmente habrá un coche que no solo deberá reducir su velocidad, sino que llegará a detenerse. Esto genera un efecto acordeón conocido como "el atasco invisible", el que no está causado por un cuello de botella.
La un grupo de científicos japoneses desarrolló esa teoría, y de hecho lo demostró en la práctica con este experimento realizado en 2008 con una serie de coches que circulaban en un circuito redondo a una velocidad constante. Hasta que uno frenó y pronto se vio el efecto:
Así que sabiendo todo esto, y lo que puedas aprender trasteando con el juego, ya sabes: trata de no obligar a nadie a frenar más de la cuenta. Primero, por tu seguridad, y segundo para evitar un atasco. Un día puedes ser tú quien agradezca que otros no lo hagan.