Hay muchos argumentos para estar en contra de la tauromaquia. De hecho, la simple intención de ahorrar sufrimiento innecesario a un ser vivo debería ser más que suficiente. Sin embargo, cuando quieres criticar algo se debe hacer con los argumentos correctos y, a poder ser, no inventados. La escritora Lucía Etxeberría ha comenzado desde hace unos días una embestida contra el mundo de la tauromaquia. Nada malo de por sí en eso, el problema es que los argumentos usados son más bien pobres, por no decir incorrectos.
Todo comenzó el pasado sábado, cuando dando un paseo por el campo se cruzó con unos cornudos animales y publicó el siguiente tuit:
Las críticas no tardaron ni medio segundo en aparecer:
Aunque la crítica más repetida fue la siguiente:
Visto el pollo que tenía montado en sus menciones, trató de zanjar la polémica:
¿Hemos dicho zanjado? ¡Zanjado no! Pasado un día, volvió a cargar:
El problema es que Twitter es muy grande, así que tuvo que aparecer un biólogo para desmentirle. Ay.
Esta segunda vez, quiso Etxeberría trató de responder con algo más que ironía...
Y la respuesta es, claramente un zasca de época.
Incluso le ofreció pasarle un manual de genética, el suyo:
Y esto, niños, es lo que ocurre cuando tratas de discutir con alguien que sabe más que tú.