Casarse por el rito celta, la opción de moda que huye del "para toda la vida"
En La Jungla. Galicia acoge este sábado la boda celta de 30 parejas llegadas del resto de España, Francia y Colombia para la ocasión. Un druida los unirá por un año.
23 agosto, 2018 21:35Los celtas del Atlántico no estaban por la labor de unirse con su pareja para toda la vida. Se consideraban, hombres y mujeres, lo suficientemente libres como para no atarse con nadie y preferían ir comprometiéndose de año en año, buscando no pasar los duros meses del invierno durmiendo en soledad.
Así, por el Lugnasad -una de las cuatro grandes festividades celtas, que se celebraba en el mes de agosto-, se casaban despidiéndose del verano, preferiblemente en una noche de luna llena y junto al mar. Si después del invierno el amor seguía fluyendo, podían renovar sus votos, pero si por el contrario acababan mal, cada uno se iba por su lado cumplidos los 365 días y todos contentos.
Desde hace tres décadas el medievalista y etnógrafo Manuel Aneiros oficia bodas celtas por toda Galicia. Bajo el sobrenombre de Druida dos Ártabros o Druida Mayor del Reino, este apasionado del pasado celta de las tierras gallegas ha unido a más de 300 parejas y este sábado casará a 30 más "hasta que el verano las separe".
España, Francia y Colombia
La villa marinera de Cedeira, en la costa norte de la provincia de A Coruña, celebra este fin de semana la décima edición del Lugnasad, un festival que recrea la forma de vida del pueblo celta con diversas actividades entre las que sobresalen estos peculiares matrimonios. Personas llegadas de otros puntos de Galicia, pero también del resto de España, de Francia e incluso de Colombia pasarán por el altar.
Aneiros explica que las ceremonias ya se empiezan a practicar en otros lugares, pero asegura que él fue el pionero en nuestro país. "Empecé recreando la ceremonia en las primeras ferias medievales, hace unos 30 años. Ahora hemos hecho mucho trabajo de difusión a nivel internacional y ya hemos tenido parejas de muchos lugares del mundo". Hasta la cantante Karina ha pasado por el altar celta de este druida gallego.
Recuerda que el enclave donde se casarán estas 60 personas se encuentra a pocos kilómetros del santuario de San Andrés de Teixido, situado al lado de los acantilados más altos de la Europa continental. Una especie de lugar mágico en el que confluyen las leyendas, siendo la más popular aquella que dice que hay que visitar el templo cuando se está vivo porque, de lo contrario, tendrá que peregrinarse hasta allí cuando uno ya esté en el otro barrio.
"Una fiesta como Astérix y Obélix"
La intensa agenda de los novios celtas arranca el sábado a las 12:00 con un desfile por las calles del pueblo, en el que ya tendrán que ir vestidos con sus ropajes celtas para ser recibidos por las autoridades locales. Después de una tarde intensa de actividades ambientadas en la época, a las 23:30 comenzarán las ceremonias.
"Montamos un poblado celta cerca de la playa y la boda es en el arenal, al lado del mar y con luna llena. Es un rito común, pero en el que se van llamando a las parejas una por una, para que junten sus manos y yo pueda bendecirlos con la herba de namorar -hierba de enamorar-, que es muy típica de esta zona también. Suenan gaitas de fondo y no hay luz eléctrica, solo antorchas", relata Aneiros.
Después, como no podía ser de otra manera, llegará la fiesta. Música celta en directo, bailes y hasta un jabalí para degustar entre todos. "Es como una de las fiestas de Astérix y Obélix", concluye esta suerte de Panoramix, añadiendo que "el club de caza nos regala un ejemplar auténtico, un jabalí cazado por ellos que vamos a comernos entre todos".
Un mes entero de fiesta
Aunque el evento en el pueblo gallego dura un par de días, Aneiros explica que los Lugnasad celtas podían llegar a durar todo un mes. Señala que era "una de las fiestas grandes de su calendario, así que se juntaban en un mismo lugar todos los clanes de la zona para celebrar la madurez de la cosecha".
En ese encuentro, además de conocerse y comprometerse a pasar el invierno juntos, los celtas hacían intercambio de ganado y transacciones comerciales; pero, sobre todo, montaban una fiesta que no se repetiría hasta el Samaín, lo que conocemos por la influencia anglosajona como Halloween.
De momento, si nos ha gustado ese concepto de comprometernos solo durante un año para calentarnos los pies mutuamente durante la época invernal, podemos ir tomando nota del correo galiciamagica@galiciamagica.com, donde podremos anotarnos para la próxima. Desde luego, tiene que ser toda una experiencia. ¡Que vivan los novios (celtas)!