Aretha Franklin ha sido una de las figuras más importantes de la historia del soul y con su muerte el 16 de agosto se ha ido un auténtico icono de la cultura mundial. Es una pena que durante su funeral el protagonista no haya sido su figura, sino el obispo Charles H. Ellis III y por una razón de lo más lamentable: poner la mano donde no debía en el cuerpo de Ariadna Grande.
La cantante de Boca Ratón tenía que interpretar una de las canciones más conocidas de Franklin, (You Make Me Feel Like) A Natural Woman. Fue después de esta actuación, cuando el pastor recibió a Grande en el escenario, tal vez con demasiadas confianzas, poniendo su mano entre su cintura y muy cerca del pecho.
A pesar de que Grande estaba visiblemente incómoda, el reverendo no se dio por enterado y mantuvo la mano innecesariamente sobre el cuerpo de la mujer, que claramente prefería mantener una cierta distancia:
El gesto ha sido tristemente lo más comentado del funeral, haciendo que el hashtag #RespectAriana fuera trending topic, en el que la cara de Bill Clinton mirando a la cantante también ha hecho correr ríos de tinta tuitera:
En declaraciones a Associated Press, el predicador se disculpó: “Nunca sería mi intención tocar el pecho de ninguna mujer ... No sé, supongo que la rodeé con el brazo. Quizás crucé la frontera, tal vez fui demasiado amigable o familiar, pero nuevamente, me disculpo”, además de añadir que abrazó a todos los artistas que participaron en el acto que se prolongó durante cerca de ocho horas. “Lo último que quiero es convertirme en un foco de distracción para este día. Todo esto se trata de Aretha Franklin”. Demasiado tarde.