El arte todo lo puede y, si por casualidad, algo se le escapa, tenemos al amor para cubrirle las espaldas. De estos dos conceptos nacieron, en la ciudad gallega de Ferrol, Las Meninas de Canido, una intervención artística que este domingo despide su décima edición, por la que han pasado unos 200 artistas multidisciplinares.
Conciertos, exposiciones, acciones poéticas, talleres, danza, actividades infantiles y unas 40 nuevas reinterpretaciones del famoso cuadro de Diego Velázquez es el balance de tres días de puro arte para seguir salvando uno de los barrios más antiguos de la ciudad.
Con estas recién llegadas, pintadas por artistas de proyección internacional pero también por los vecinos del propio barrio e incluso por varias entidades sociales como la Asociación Española Contra el Cáncer, ya son más de 300 meninas las que llenan de color sus paredes.
El arte como salvación
Esta peculiar intervención artística, que ya se ha consolidado como el evento de estas características más importante de Galicia, surgió de la mano del artista Eduardo Hermida, un pintor que nació y sigue viviendo en el barrio de Canido.
La zona, que ahora cuenta con unos 8.000 vecinos y conserva la media de edad más joven de la ciudad gallega, estuvo hasta hace pocos años dejada a su suerte por las administraciones y con su población muy avejentada. Sus casas antiguas se venían abajo y la maleza empezaba a adueñarse de sus calles.
Fue entonces cuando Hermida y su hija Estrela empezaron a pintar las primeras meninas en las paredes desconchadas con el objetivo de llamar la atención por su deterioro y regalarles “colores bonitos” a sus vecinos. El reputado artista plástico Jorge Cabezas fue a visitar un día al ferrolano y quiso dejar su impronta también, pero al dueño de la casa no le gustó y, armado con un rodillo, borró el mural.
“Cuando salió en la prensa que se había borrado un mural de Cabezas, muchos artistas gallegos me llamaron porque querían pintar su menina", explica Hermida. Así, casi sin planearlo, el primer fin de semana de septiembre de 2008 se juntaron en el barrio y comenzaron a pintar. Y hasta ahora.
Una cita que se ha convertido en imprescindible
Diez años después, Las Meninas de Canido se han convertido en todo un referente. Incluidas en los itinerarios artísticos europeos, atraen cada año a miles de visitantes que se pierden entre las callejuelas del barrio reconvertidas en una gran pinacoteca al aire libre.
Este primer fin de semana de septiembre se ha celebrado el evento anual en el que los pintores plasman sus nuevas obras. La dimensión que ha alcanzado la cita, apoyada por la Xunta de Galicia y el Ayuntamiento ferrolano además de entidades privadas, no le ha hecho, sin embargo, perder su esencia.
“Esto empezó siendo una acción reivindicativa de un artista enamorado de su barrio, de su patria, se puede decir, y ha acabado siendo un encuentro internacional de arte urbano que no hay en el resto de España, es maravilloso”, confiesa Eduardo Hermida.
El artista no duda a la hora de asegurar que este año ha sido el de la consagración, con miles de visitantes, pero admite que lo realmente importante es que “se crea un sentimiento familiar entre los más de 200 participantes que es brutal. Camaradería entre pintores, músicos, fotógrafos… algo que no se consigue fácilmente por los egos de los que nos dedicamos al arte, pero aquí eso se rompe. Es maravilloso”.
Mucho más que un cuadro
Hermida eligió Las Meninas para que fueran el icono de su protesta por ser un cuadro fácilmente reconocible para todo el mundo y, desde entonces, los personajes del cuadro de La familia de Felipe IV han surgido en cada rincón. De hecho, cuando el Ayuntamiento comenzó a reformar al fin el barrio, los elementos del paisaje urbano también se instalaron con la impronta meninesca.
En esta décima edición el protagonismo se lo han llevado los murales de gran formato, pero Hermida insiste en que “se combina perfectamente la monumentalidad de las piezas grandes con el simbolismo y la implicación en el barrio de las pequeñas”. Todos los artistas que participan lo hacen gratis, sin esperar más remuneración que vivir con intensidad el encuentro artístico.
Este año, además, el famoso fotógrafo de la Movida madrileña y Premio Nacional de Fotografía en 1999, Alberto García-Alix, ha estado impartiendo una clase magistral a 12 elegidos de la que surgirá un catálogo y una exposición itinerante. Una buena forma para que Las Meninas de Canido vuelvan a deslizarse desde sus paredes y lanzarse a ver mundo aunque sea a través de las miradas de otros.