El mundo es un lugar sencillo. Hay gente buena, hay gente mala, a veces se pelean y los malos siempre pierden. Es el ciclo sin fin. O al menos eso nos hace creer Hollywood. Normalmente la cosa no es tan sencilla e identificar quienes son los buenos no siempre es sencillo. Y, por supuesto, no siempre ganan.
El mundo de las películas siempre es un sitio más amable. Tanto, que tenemos tan interiorizado el chip de “los buenos siempre ganan” que muchas veces no somos capaces de darnos cuenta de que nos la han colado y que, amigo, los malos han ganado.
Tyler Durden (El club de la lucha)
Un día Edward Norton se sube a un avión y conoce a una alucinación que resulta ser la anarquía personificada. Hacen buenas migas, deciden zurrarse por diversión y acaban montando un grupo terrorista dispuesto a volar unos cuantos edificios claves para eliminar todo el historial bancario del mundo. Caos.
Norton se da cuenta del plan y lucha contra sí mismo con tal de evitarlo. Finalmente acaba disparándose en la boca, librándose de Tyler y abrazando el amor de Marla. Todo correcto ¿no? ¡No! Porque como se ve en el último plano de la peli, las bombas explotan, por lo que el plan de Tyler sigue adelante y es poco probable que ningún juez dé por buena la excusa de “fue mi otra personalidad quien lo hizo”. A Norton le espera una temporada en la chirona.
El Joker (El caballero oscuro)
Hablando de anarquía personificada, pocos que encajen en esa descripción como el Joker. En El caballero oscuro, el príncipe payaso del crimen se define como alguien sin un plan, que solo quiere ver el mundo arder. Su plan de hacer que los ciudadanos de Gotham se hagan volar unos a otros no acaba de funcionar, Batman lo atrapa y encima le da tiempo a evitar que Dos Caras mate a los hijos de Gordon. Todo bien ¿no?
¡No! En realidad el Joker tiene un plan muy concreto: demostrar que incluso la más recta de las personas puede volverse loca y cometer la peor de las atrocidades. Y en eso, triunfa. Logra pervertir a Harvey Dent, el caballero blanco, para convertirlo en Dos Caras y hacer que trate de matar a los hijos del teniente. Para evitarlo, Batman debe romper su regla de no matar y acabar con la vida del fiscal. Esto lleva al murciélago a autoexiliarse… Al Joker le tiene que encantar este final.
Raoul Silva (Skyfall)
El Joker que interpretó Heath Ledger es uno de los mejores villanos jamás vistos en una pantalla de cine, por lo que no es de extrañar que aparezcan otros personajes en los que se puede ver claramente su influencia, y en ninguno como el rival de 007 en Skyfall -que, de hecho, se parece mucho en estructura y temas a El caballero oscuro-.
Pero, si hay una saga en la que un malo no puede ganar esa es James Bond ¿no? ¡No! Es cierto que 007 logra matar al personaje de Bardem después de destrozar medio Londres y la casa de su infancia, pero no hay que recordar que todo ese lío Silva lo monta con un único objetivo: vengarse de M por abandonarlo a su suerte. ¿Y a quién se entierra al final de la película? Echaremos tanto de menos a Judi Dench...
Zemo (Capitán América: Civil War)
Posíblemente cuando fuiste a ver la tercera entrega de las aventuras de Capitán América posiblemente tenías toda tu atención centrada en ver cómo el Capi y Iron Man se liaban a mamporrazos. Estando todos centrado en eso, es fácil olvidar que en todo ese lío había un malo.
Zemo, interpretado por Daniel Brühl, es un exagente de los servicios secretos de Sokovia cuya familia muere durante Los Vengadores 2 debido a la batalla entre los héroes y Ultron. Enfadado, decide meter cizaña para lograr que el equipo se mate entre ellos. Y aunque al final no llegan a matarse y él acaba detenido por Pantera Negra, sí es cierto que debido a sus acciones el equipo acaba dividido y el Capitán América y Iron Man no vuelven a interactuar ni siquiera durante los eventos de Infinity War.
Hans Landa (Inglorious Basterds)
Una película en la que Hitler muere acribillado en una sala de cine en llamas no puede ser, por definición, una película en la que gane el malo. Pero cuidado, la realidad es que el otro villano, el cazador de judíos Hans Landa, se sale con la suya. Calculador, astuto y manipulador, logra usar la muerte del Fürher para lograr negociar una nueva vida en EEUU.
Pero Brad Pitt y el becario de The Office lo agarran y, con un cuchillo, le graban una esvástica en la frente… ¡Todo el mundo sabrá quién es y nunca tendrá una vida normal! Bueno… todo pinta a que esa victoria es más bien momentánea. Es bastante probable que deshacerse de esa cicatriz sea más o menos sencillo -aunque sea haciendo una cicatriz más grande encima-. Y en el peor de los casos siempre se podrá peinar a lo Puigdemont. El nazi llevará una vida normal.
Mr. Glass (El protegido)
Toda historia de superhéroes acaba igual: con el bien imponiéndose sobre el mal. Bueno, como ya hemos visto en El caballero oscuro, no siempre. Antes de caer en desgracia y hacer varios bodrios, M. Night Shyamalan sorprendió con varias películas sensacionales como El sexto sentido y El protegido, en la que Bruce Willis se convierte en una especie de superhéroe irrompible.
Por el camino conoce a Samuel L. Jackson, a quien la extrema fragilidad de sus huesos llevó a refugiarse en los cómics y desarrollar la teoría de que si él era extremadamente frágil, tiene que haber alguien extremadamente resistente. Para encontrarlo no tiene mejor idea que causar accidentes con centenares de muertos. Al final acaba en la cárcel, por lo que no gana… ¿o sí? Todo lo que buscaba con sus atentados era encontrar a su contrario, y eso lo logra...
Loki (Thor: El mundo oscuro)
Si no recuerdas lo que ocurría en Thor: El mundo oscuro, no te culpamos, pocas películas son tan olvidables como esta, así que te la resumimos rápidamente: hay un malo que interpreta Christopher Eccleston que quiere hacer algo que puede acabar con el universo y Thor lo evita vete tú a saber cómo (yo estaba durmiendo). Pero antes, el Dios del trueno necesita la ayuda de Loki -el malo de Thor y de Vengadores- a quien libera de la cárcel a cambio de una mano. A media película o así, Loki muere tontamente.
Tan tontamente que al final de la película se revela que no solo no está muerto, sino que ha aprovechado que Thor estaba haciendo no-sé-qué en la Tierra para suplantar a Odín y convertirse en el rey de Asgard, justo lo que llevaba intentando conseguir desde la primera película. Y tú pensando que el bien se había impuesto porque Thor había matado a ese malo-maniquín.