"Mejor fuera que dentro" es una de las máximas de Shrek que más gente abraza y practica. Y es que el cuerpo es sabio, y si notas que esa nube de gas quiere salir, es porque el cuerpo necesita que salga. Retenerlo puede tener graves consecuencias, como el mal aliento -eh, si no puede salir por un extremo, saldrá por el otro-. Es natural y el mal olor es solo un constructo social.
Eso debió pensar una persona -cuyo nombre no ha trascendido- al que hoy le toca pasar por el el Juzgado de lo Penal número 1 de Lugo. ¿La razón? Tirarse un señor pedo al ser identificado por la Guardia Civil, tal y como explica La voz de Galicia. Los hechos tuvieron lugar en Chantada (Lugo), la noche del 28 de julio de 2016 al filo de las once de la noche. El vaporoso acusado, al parecer, participó en un altercado en un bar, tras el que la Guardia Civil procedió a identificarle.
Entonces la cosa se torció y se negó a identificarse, asegurando que "lo único que tenía eran gases". Por lo visto, decidió aportar pruebas de ello, ya que según la acusación procedió a lanzar una "sonora ventosidad" antes de proceder a insultar a los agentes, llamándoles "perros" y espetándoles que tenían que ir a Bilbao porque "allí sí os ibais a enterar". Debe considerar, el acusado, que en Bilbao se tiran grandes pedos. También, siempre según la acusación, amenazó con romper los cristales del bar, aunque no sabemos si tenía intención de hacerlo de forma física o recurriendo a un potente Castafiore rectal.
Para el fiscal todo esto constituye atentado contra la autoridad, por lo que pide 12 meses de prisión para el gaseoso acusado.
No es el primer detenido por tirarse un pedo
Y bueno, no es el primer detenido que prefiere responder con una flatulencia a las preguntas:
En 2008, José Cruz fue detenido por conducir borracho en Texas y llevado a comisaría. Mientras estaban tomándole las huellas, levantó la pierna y se tiró un pedo, definido por los presentes como "muy oloroso". No contento con ello gritó: "Toma, mete eso en tu alcoholímetro".
Otro ejemplo es Malcolm Gill, detenido en 2014 en Huddersfield, Inglaterra, tras lanzar insultos racistas a un agente. Se giró y se tiró un pedo en su dirección. No contento con eso, repitió la operación una segunda vez.
Y luego tenemos a este campeón, que en plena audiencia tuvo a bien interrumpir al juez con un trompetazo, llevándose una buena reprimenda a cambio.