En España somos muy dados a las paradojas, especialmente a ojos del extranjero. No nos cortamos a la hora de criticar a nuestro país y sacarle los colores a nuestras costumbres, gobernantes o instituciones. Razones no nos faltan, estarás pensando, y creo que no te falta razón; no en vano también soy español, llevo la afición por la crítica en las venas. Ahora bien: más allá de sacarle punta al país, ¿nos sentimos a gusto viviendo aquí? En mis pruebas empíricas no me he encontrado con nadie que lo negara, todo lo contrario de lo que arrojan algunas estadísticas.
La felicidad no es un valor fácil de medir en términos estadísticos, pero eso no es excusa para dejar de enfrentar a los países en busca de los ciudadanos más felices. Si les preguntamos a los extranjeros la mayor parte dirá que los españoles estamos siempre alegres y encantados de vivir en nuestro país, nos ven felices a diario, como si pudiéramos abstraernos de nuestras obligaciones o, al menos, diluir las malas experiencias de la rutina con tapas, salidas de fiesta entre semana o con siestas. Todo son estereotipos, por supuesto; y quizá sea la razón por la que en España no somos tan felices: no nos tomamos nuestro país con la alegría que aprecian los demás.
Los datos de felicidad llegan desde el reporte mundial relacionado con dicho estado de ánimo. Haciendo caso del reporte, España se sitúa en el puesto 36 de 156 analizados. El primer puesto le corresponde a Finlandia, país que sería el más feliz del mundo. Por contra, el último puesto le corresponde a Burundi, la república africana. A continuación tienes el gráfico según aparece en el reporte mundial de felicidad (puedes descargar el PDF completo).
¿Cómo se mide la puntuación? Se tienen en cuenta distintos valores objetivos, como el Producto Interior Bruto de cada país, las ayudas sociales, la esperanza de vida o la percepción de corrupción. También se incluye la valoración de los ciudadanos en torno a la felicidad: se realizan encuestas personales que contribuyen a la medición. Y equilibra el balance la relación con lo que el reporte denomina "Distopia", un país inventado que permite contrastar los datos empíricos con los valores mínimos obtenidos en los informes entre 2005 y 2017.
Desempleo, corrupción, jóvenes que no se pueden independizar... Condiciones idóneas para no ser felices
No es lo mismo venir de vacaciones a España que vivir en este país y tener que enfrentarte a problemas tan enormes como la gran tasa de desempleo juvenil o los salarios tan reducidos en comparación con el coste de la vida. Normal que quienes nos visitan tengan una percepción distinta ya que solo vienen a disfrutar de toda la riqueza natural, cultural y gastronómica que poseemos en este país. No es que los españoles no valoremos estos detalles ya que nos vanagloriamos de ellos, pero la dura realidad consigue que se nos empañe cualquier atisbo de felicidad. Por extraño que le parezca a los extranjeros.
Una muestra de esta paradoja la refleja el siguiente tweet. Christopher Mims, columnista del Wall Street Journal, se hacía esta pregunta: "¿Por qué España está tan abajo en la lista?".
A menudo los que más aprecian algo son quienes más ajenos permanecen ya que esa posición les permite tener la mejor perspectiva. Millones de extranjeros eligen cada año España para disfrutar de la mejor época de sus vidas, las vacaciones. No es de extrañar que también deseen quedarse a vivir, como le ocurrió a James Rhodes, otro gran defensor de nuestro país. Y no es que nosotros no veamos nada bueno en España ya que basta con abandonar sus fronteras para que la echemos de menos, pero no podemos obviar la enorme cantidad de desgracias que nos provoca. Hay un dato demoledor que lo demuestra: el consumo de antidepresivos. La siguiente gráfica lo demuestra: España está en el puesto noveno a nivel mundial (datos de Statista, 2015).
Nunca abandonemos la crítica ya que es el principal camino a la mejora, pero veamos también todos los aspectos positivos que tiene España para así valorarla en consecuencia. Será el primer paso hacia nuestra felicidad.