Aparcar. Cuando estás haciendo el examen de conducir el momento en el que te toca estacionar es uno que hace que un calambrazo congelado te recorra la espina dorsal a la velocidad de la luz. Un momento en el que tu capacidad para discernir el tiempo y el espacio se retuerce como si estuvieras orbitando un agujero negro. ¿Cabrá una caja de cerillas en un Boeing 737? Solo recordar esos momentos seguro que te han erizado el cabello.
Las prácticas de conducir son una vivencia fundamental en la vida de cualquier persona. Para algunos, era algo ilusionante, divertido y fácil; para otros era un trámite aburrido que tenían que pasar si querían dejar de depender de los padres para ir y volver del pueblo. Para otros, directamente era una tortura, y el momento de aparcar, el peor de todos.
En esa categoría caen los protagonistas de esta historia, cuyo coche acabó en el fondo de una piscina municipal durante una práctica de conducir. Ocurrió en Montgomery Village, en Maryland, EEUU. Según explica el Washington Post, el coche estaba ocupado por un hombre y una mujer de entre 60 y 70 años. Uno estaba enseñando a conducir al otro, aunque no se sabe quién estaba al volante en el momento de la catástrofe.
Al parecer, estaban tratando de aparcar cuando el coche se subió al bordillo, se llevó por delante la valla del Centro Comunitario de North Creek, acabando en el fondo de la piscina, dejando una estampa digna de la comedia más tonta del verano:
Por suerte, la piscina estaba cerrada y no hubo heridos. Para cuando llegó la ayuda, los conductores buceadores habían logrado salir del coche y se los encontraron de pie, empapados junto a la piscina.