Cabronazi creó su página de Facebook en 2015 y desde entonces no ha parado de sumar seguidores. Más de 12 millones de personas ven su contenido a diario en esa red social. Memes que, básicamente, no elaboran ellos pero les han hecho ganar mucha pasta, tal y como supimos este pasado mes de agosto: en 2017 facturaban la friolera de 370.000 euros.
Aunque desde hace un tiempo suelen citar la autoría de todo lo que comparten, antes esto no ocurría, adjudicándose ellos el mérito creativo de medio país, un extremo que incluso consiguió que Facebook les cerrara la página temporalmente. Se trata, por lo tanto, de una de las iniciativas digitales más odiada por los que saben de qué van y más amada por aquellos que no están interesados en indagar.
Resulta paradójico que un proyecto que lleva la palabra "nazi" en su nombre y usa la imagen de Adolf Hitler como logo se pueda aliar con Cuétara para realizar una campaña dirigida al público infantil. Se trata, cuando menos, de algo alarmante. Aun a riesgo de parecer demagógicos, podríamos imaginar desde aquí qué pasaría si esta genial ocurrencia la pusieran en práctica en Alemania. Pues eso.
Fue tal el impacto que, en La Jungla, hemos creído al principio que podría tratarse de un fake; sin embargo, una simple visita a la web de la promoción nos sacaba de dudas y nos desgranaba la perversión total de la idea: poner a los chavales a hacer memes -que después usará Cabronazi también-, a cambio de diversos premios. ¡Eureka!