Según la Real Academia Española insultar significa, en su primera acepción, "ofender a alguien provocándolo e irritándolo con palabras o acciones". Lo que no especifica la institución es que, la mayoría de nosotros, somos más de hacerlo en la intimidad. Bueno, mejor dicho, a las espaldas del susodicho o susodicha.
Pero oye, conviene reconocerlo, a veces no hay nada mejor que un epíteto colocado con la dosis justa de mala leche. Qué bien se queda una y cuánto se nos llena la boca. Porque lo cierto es que si hay una característica común a casi todos los buenos insultos es la sonoridad. Y, también, por qué no decirlo, el humor. Que increpar provocando unas risas es de auténticos profesionales.
La propia RAE registra en su diccionario una buena cantidad de improperios que el cómico Alfonso Martínez 'El Mora' explica en formato rap:
Pique entre comunidades
A mayores, gracias a la riqueza que nos aportan las otras lenguas peninsulares y el habla de muchos rincones de España, la retahíla de insultos puede llegar a ser infinita y así lo han demostrado los tuiteros que han colaborado en estos hilos para dar a conocer (con mucho humor) nuevas formas de increpar.
En Galicia:
En Canarias:
En Cataluña:
En Andalucía:
En Valencia:
Y es que, después de aprender en un idioma la palabra 'cerveza', los insultos pueden ser otra de nuestras tablas de salvación.