Probablemente a Donald Trump le encante la idea de que hagan estatuas en su honor en varios puntos de Brooklyn. No en vano es el presidente que más cosas ha hecho en estos años de mandato -eso dice él, no nos miréis raro-. Ya sabéis que a Donald le gusta presumir de su "aplastante" victoria electoral y de que siempre gana. Donald se encanta y se merece todas las estatuas del mundo.
Lo que quizá no acaba de encajar bien el líder del mundo libre es que estas estatuas estén destinadas a los perros. Concretamente a que los animalicos hagan pipí sobre ellas. Quizá si en vez de perros fueran prostitutas le gustaba la iniciativa, pero, hasta donde sabemos, no hay ningún indicio de que esto le guste con perros.
Y es que eso es lo que desde hace unas semanas te puedes encontrar mientras paseas por el barrio neoyorkino. Pequeños bustos del presidente -dorados, obviamente- con un mensaje que deja poco espacio a la imaginación: "mea en mi".
Las instalaciónes es obra del publicista Phil Gable, quien explicó a Gothamist que es una forma de expresar su "desdén por Donald Trump, tanto como presidente como persona". Menos mal que nos lo aclara porque pensábamos que lo votó. Aunque, como dueño de un perro, también aclara que tiene algo de servicio púbico: "entiendo que la gente se enfade cuando los perros hacen pis en las flores. Pero ellos necesitan lugares positivos para hacer pis".
Explica que los perros tienen tendencia a orinar donde han orinado otros perros, por lo que roció las estatuitas con un spray de entrenamiento para hacerlos más atractivos. "Creo que conseguiremos una masa crítica muy pronto". Además, también ha explicado que ya tiene preparadas nuevas estatuitas. Así que el presidente puede ir preparándose, que igual le salen imitadores.