Ni nuestra pareja, ni nuestros mejores amigos, ni nuestros familiares... el mayor confidente de un ser humano actual es nuestro teléfono. Él sabe nuestros contactos, con quién hablamos, qué fotos sacamos, cuáles nos mandan, dónde vamos, qué compramos, qué buscamos en Internet... si alguien conoce esos secretos que no has contado a nadie es tu teléfono -y la correspondiente compañía tecnológica, claro-. Ya hemos visto cómo las filtraciones de datos han afectado a la privacidad de millones de usuarios.
Todos tenemos alguna conversación de Whatsapp que no nos apetece que nadie más vea o alguna foto que no queremos que se haga pública (todos, menos los caballeros blancos que escribirán en los comentarios que ellos no tienen nada que ocultar). Por no hablar ya de las personas emparejadas que te encuentras deslizando por Tinder. Por algo triunfó la idea de ponerle un detector de huellas para poder desbloquear el móvil.
Si no quieres que te cotilleen el móvil cuando mueras, ponlo en el testamento
Todos tenemos claro que la Ley protege nuestros datos y nuestra intimidad, pero ¿qué ocurre cuando te mueres? ¿podrá todo el mundo conocer eso que no quieres que se sepa? Eso exactamente lo que votará mañana el Pleno del Congreso, el nuevo proyecto de ley de Protección de Datos y que dará permiso a los familiares y herederos para leer cualquier correo, mensaje de Whatsapp, foto o cualquier contenido de una cuenta digital, con una salvedad: que el finado lo hubiera prohibido de forma expresa antes de enviar su último tuit.
Es decir, si tienes algún contenido que no quieres que se sepa, más te vale que en el testamento dejes claro que no quieres que nadie lea tus privados de Instagram, no vaya a ser que se encuentren un SEND NUDES y tus quehaceres digitales acaben tuiteados por los cotillas de tus herederos.
Es importante dejar claro que esto no solo les daría acceso a tus mensajes, sino a todo dato digital de tus cuentas. Por ejemplo, accediendo a la sección "tu cronología" de Google Maps podría ver todos los lugares que has visitado, viendo tus rutas y los lugares en los que te has parado, individualmente, todos los días de tu vida uno a uno, todas tus compras en Amazon o en cualquier tienda o todas las fotos que Google Fotos o iCloud hayan subido de forma automática a la nube.
Debate entre los expertos
Estas medidas, que buscan adaptar el ordenamiento español al nuevo reglamento europeo, han suscitado un debate entre los expertos, tal y como recoge EFE. Los derechos de la personalidad se extingan con la muerte de la persona, el legislador sí reconoce un cierto derecho post mórtem para proteger la "intimidad" o "memoria" del difunto", explica el abogado Fernando Fernández-Miranda, director del área de Regulación Digital de PwC. Según su opinión el nuevo proyecto de ley se extralimitaría en el planteamiento del llamado derecho de acceso a la información del fallecido.
Fernández-Miranda opina que "la muerte de una persona no puede dar acceso libre a sus datos personales por terceros debiéndose establecer límites incluso frente a sus herederos o familiares cuando defienden la personalidad pretérita del difunto". Añade que el derecho fundamental a la intimidad, la imagen y la protección de datos se extingue con la muerte, pero un acceso "indiscriminado" a contenidos digitales privados del fallecido resulta "desproporcionado" y "atenta contra la esfera más íntima".
Otros, en cambio opinan que no hay que no debería haber diferencia entre una herencia física y una digital. Igual que antes alguien podía acceder a un baúl lleno de cartas y descubrir cosas sobre el fallecido, con una correspondencia o productos digitales podría pasar lo mismo. Así se posicionan los juristas Borja Adsuara y Francisco Rosales insisten en no hacer distinciones legales entre lo digital y lo físico, más aún teniendo en cuenta la globalidad de internet.
El fenómeno digital es algo muy nuevo y que todavía hoy estamos intentando encajar en en nuestras vidas. El qué ocurrirá con nuestras cuentas al morir -que por lo general es algo que no queremos pensar mucho- es una de esos puntos por aclarar. Por lo general todavía hoy no damos el mismo valor a algo digital que a algo físico, pero debemos ser conscientes de que puede tener incluso más valor.
Conclusión: si destruirías un documento para que nadie se entere incluso tras tu muerte, hazlo también con ese email.