Se sienten ajenos a sus cuerpos y creen que estos son meros vehículos para andar por la vida. Algunos se identifican con perros u otros animales, mientras que también hay quien lo hace con criaturas mitológicas como dragones o unicornios e incluso con objetos. Son las personas transespecie, también denominados otherkin, invidividuos que están convencidos de que poseen una identidad parcial o totalmente no humana. Algunos prefieren no compartir esto en público, pero otros viven sus vidas de la manera más acorde con su realidad.
Estas personas defienden que son de otra especie. Una parte del colectivo se centra en que las diferencias son espirituales y otra habla de que incluso la genética los separa de los seres humanos corrientes. El autor Jhosep P. Laycock escribió sobre este fenómeno en su libro Nova Religo: The Journal of the Alternative and Emergent Religion, detallando que algunos otherkin explicaban lo que les sucedía a través de la reencarnación, porque aseguran que tienen un alma no humana. Es decir, que algo falló en la cadena.
Orion Scribner, un escritor de cómic sobre esta temática y miembro de la comunidad, ha recopilado en Otherkin Timeline los hitos del movimiento. Según el autor, todo comenzó en 1972 cuando un grupo de gente denominado Elf Queen's Daughters y The Silver Elves, confesaron que se sentían elfos y publicaron su experiencia en algunas revistas. Contra todo pronóstico, sus testimonios sirvieron para que otros muchos salieran del armario.
Un colectivo con superpoderes
Criaturas o personajes de la cultura popular, la mitología o el mundo animal. Desde gatos hasta duendes, hadas o extraterrestres. La diversidad dentro del propio colectivo es inmensa. Porque, además, tal y como se recoge en Wikipedia, "muchos otherkin creen en la existencia de múltiples realidades o dimensiones, lo cual explica la posibilidad de hablar sobre personajes ficticios".
Por eso, los que se identifican con los elfos aseguran sentirse dañados por el hierro y no usan productos de la era moderna, y los que son dragones no tienen alergias. Otros afirman estar conectados con la naturaleza o ser capaces de realizar viajes astrales. Para la mayoría, llevar ropas acordes a cómo se sienten es algo fundamental, al igual que realizar meditación, danzas o entrar en trance.
Son muchos más de lo que, a priori, podría parecer. Lo cierto es que el miedo lógico al rechazo les hace esconderse. Por eso han encontrado en Internet un refugio perfecto para compartir sus inquietudes y experiencias. Blogs, artículos, foros y grupos en las redes sociales para informarse, apoyarse e incluso averiguar qué clase de otherkin podrían ser.
Un trastorno mental
Algunos miembros de la comunidad han llegado a describir que padecen el conocido síndrome del miembro fantasma, muy común entre las personas que han sufrido amputaciones. Así, por ejemplo, hay otherkin que sienten una cola, alas o tentáculos que no tienen ni han tenido nunca.
Para ellos es incuestionable lo que sienten y viven a diario, pero los psiquiatras son contundentes con este movimiento: deriva de alguna enfermedad mental. Aseveran que se trata de ilusiones que crean ellos mismos a causa de alguna patología como bipolaridad, esquizofrenia o licantropía clínica.