Creemos que nuestro cerebro es una máquina perfectamente engrasada, que en conjunto con el resto de sentidos nos permite tener un conocimiento perfecto de lo que nos rodea. Pero nada más lejos de la verdad. Tu cerebro es tan falible que a veces parece que corra sobre Windows Vista. A veces hacen falta trucos muy simples para dejar que tu cerebro se quede frito.
Un buen ejemplo es esta imagen en la que hay doce puntos negros. Pero no te esfuerces mucho, no los podrás ver todos a la vez:
No, no te trolleamos, no es un gif ni nada raro. Los puntos negros siguen ahí a pesar de que tengas la sensación de que se esconden. Se trata de la ilusión de extinción de Ninio,llamada así en honor del científico francés Jaques Ninio, ya saltó a la fama viral en 2016 y ha sido devuelta ahora a las redes gracias a Popular Science. Es una variante de la ilusión de la ilusión de la cuadrícula de Hermann, en la que una serie de cuadros negros entre líneas blancas generan la ilusión de que hay una sombra en las cruces.
Otro efecto similar es el de la cuadrícula centelleante, en la que una serie de puntos parecen parpadear:
¿Pero por qué ocurre todo esto? Principalmente que contamos con muchas más neuronas dedicadas al centro de la visión, dejando la periferia visual con muchos menos recursos. Por eso en la cuadrícula de Herman la mancha desaparece (o deja de parpadear en la segunda versión) en el momento en el que miramos el cruce.
En el caso de la primera ilusión, la gran clave se encuentra en el círculo blanco que rodea el punto negro -en el que quizá ni siquiera habías reparado-. Cuando nos centramos en un punto, con todo el poder de nuestras neuronas centradas en él, podemos distinguir sin problemas las líneas grises, el color blanco del círculo y el punto negro. Sin embargo, en el momento que ese punto pasa a ser cargo de las neuronas periféricas, estas suman el blanco y el negro para "comprimir" información. ¿El resultado? El mismo gris que tenemos en el fondo, causando que el punto se esfume.
Ahora mira qué sucede si eliminamos el borde blanco de los puntos:
Exacto: los puntos ya no se van. Conclusión: un simple círculo blanco es capaz de hacer que tu cerebro se quede frito. No te fíes tanto de lo que ve.