Si preguntas a cualquier niño que te encuentres por la calle, te dirá que la de hoy es la noche más tenebrosa del año. Hollywood se ha coronado como el mejor canal posible a la hora de insuflar al resto de la humanidad las costumbres y las tradiciones de Estados Unidos hasta el punto de olvidar las propias. Que, por si a algún lector se le han olvidado, las tenemos. Y muy variadas y muy antiguas.
Además de visitar los cementerios mañana día de Todos los Santos o pasado, el propio Día de Difuntos, hay vida más allá de los huesitos de santo en familia, de colocar flores nuevas en los nichos y de dejar los mármoles de las lápidas como una patena hasta el año que viene.
En cada rincón de España hemos encontrado una costumbre peculiar en torno a esta fiesta que, a priori, nos parece eminentemente religiosa. Sin embargo, en muchos lugares, las ceremonias paganas siguen practicándose -o se han recuperado- con el paso de los siglos. Cuando acabes de leer seguro que te llevas alguna sorpresa: ¿qué fue primero la calabaza o Halloween?
Galicia: O Samaín
Herencia de los celtas, esta celebración se ha recuperado en las últimas dos décadas gracias a la labor de entidades culturales de toda la comunidad -especialmente del pueblo coruñés de Cedeira-, hasta el punto de que está consiguiendo hacerle sombra al mismísimo Halloween. Algo que, por otro lado, no es de extrañar. Porque el Samaín, amigos, es la fiesta que los irlandeses llevaron a EE.UU. y que derivó en el ‘truco o trato’.
Cuenta la leyenda que esta noche desaparece el límite entre el mundo de los vivos y el de los muertos, así que hay que colocar calabazas con velas en las puertas y ventanas de las casas para ahuyentar a los malos espíritus. También era una forma de celebrar el fin del verano y, por tanto, de la época de cosechas. No falta la música,los desfiles, los disfraces, los cuentos ni tampoco las castañas asadas.
Asturias: El Amagüestu de Difuntos
En época de cosecha de castañas y de manzanas, los asturianos celebran durante los meses de octubre y noviembre alardes gastronómicos de castañas asadas y sidra dulce, amenizados con música tradicional. Este Amagüestu cobra especial importancia en vísperas de Difuntos.
La tradición manda que la familia recoja las castañas y se sienten alrededor del fuego a comerlas. Lo que sobra lo tirarán a la lumbre al grito de: “esto ye pa que coman los difuntos”. Después llega la llamada Ronda de las Ánimas Benditas, que consiste en hacer una oración por los difuntos de la familia.
Cantabria: El Samuín
Al igual que en Galicia, la tradición cántabra está ligada al Samaín celta. No faltan las grandes hogueras (conjuros), el desfile de la Güeste (un cortejo de almas en pena), las Guajonas (viejas con un solo diente que chupan la sangre de los niños), las Verrugonas (calabazas iluminadas) o las Magostas, degustaciones de castañas y sidra.
Así, dan las gracias por las cosechas, despiden el verano y celebran espiritualmente el tránsito entre la vida y la muerte. Es también una fiesta familiar y comunitaria de la que disfrutan mucho los más pequeños de las casas vaciando y tallando sus verrugonas, un tipo de calabaza con la que se alimentaba al ganado.
País Vasco: Gaztanerre Eguna
No hay fiesta vasca que se precie sin su parte gastronómica y Difuntos se festeja con castañas asadas, caracoles en salsa y motokil (una masa típica a base de harina de maíz). Se trata de una tradición muy arraigada, sobre todo en Eibar, Ermua o Soraluze.
Antiguamente solo los hombres podían participar con sus cuadrillas, pero la fiesta se ha abierto e incluso se hace en restaurantes y bares. Nada como honrar a los difuntos con el estómago lleno y en compañía de la gente a la que aprecias.
La Rioja: Día de las Calaveras
Es una tradición que también bebe del Samaín celta. Los más pequeños vacían calabazas y las tallan en forma de calavera, poniendo en su interior una vela encendida. Luego recorren los pueblos pidiendo dulces y cantando alguna canción. No hay que olvidar que el día 1 de noviembre, Logroño celebra además su famoso Mercado de las Flores de Todos los Santos.
Aragón: Noche de las Ánimas
Tradicionalmente, en los pueblos aragoneses el 1 de noviembre se hacía un pasillo de calabazas iluminadas hacia el cementerio para guiar a las almas atrapadas en el mundo de los vivos. En el Alto Aragón, localidades como Radiquero y Graus, siguen haciendo reuniones para contar historias misteriosas y tallarlas.
Cataluña: La Castanyada
La castaña vuelve a protagonizar otra fiesta popular española, que también se celebra en Aragón, Valencia o Baleares, y que tradicionalmente se hacía por el día de Todos los Santos. Proviene de una antigua fiesta ritual funeraria vinculada con cultos pagano. Se toman las castañas acompañadas de panellets (dulce típico a base de mazapán y piñones), boniatos, fruta y vino moscatel.
Algunos estudios también sitúan el origen de la fiesta en el siglo XVIII y sería una bienvenida al otoño. Las familias se reunían a comer en torno a una mesa. Hay dos figuras muy relacionadas con esta celebración: la de los campaners (que comían muchas castañas y dulces para tener energías y tocar las campanas durante toda la noche en memoria de los difuntos) y la de la castanyera (mujer mayor que vendía las castañas asadas envueltas en papel de periódico).
Comunidad Valenciana: La Feria
En Alicante se celebra la Feria de Todos los Santos de Cocentaina, la segunda más antigua de España. Nació en 1346 como un mercado comarcal y agrícola para seguir siendo una tradición de obligada visita por estas fechas. Antes o después de visitar el cementerio se pasa por allí para comprar y disfrutar del ambiente.
Baleares: Sa trencada y Bunyols
>Mientras que en Ibiza y Formentera la costumbre mandaba que toda la familia se juntase para hacer sa trencada, una cena a base de frutos secos, bunyols (buñuelos) y panellets; en Menorca y Mallorca se envolvían en sábanas para simular que eran fantasmas. Hoy en día pervive la costumbre de regalar rosarios o collares de dulces entre padrinos y ahijados.
Castilla y León: La Moragá y Bécquer
La primera es una tradición cristiana de origen medieval en la que familia y amigos se reunían en el campo, una vez más, a asar castañas. Hoy en día siguen celebrándose estas reuniones después de ir al cementerio e incluso se acompañan de un licor a base de mosto y aguardiente que se llama La Angélica.
En Soria, durante la noche del 31 de octubre, se recrea la leyenda de El Monte de las Ánimas escrita por Gustavo Adolfo Bécquer, una de las historias de terror más conocidas de nuestro país. Personajes como monjes templarios o esqueletos se reúnen en las calles sorianas bajo la luz de las antorchas para llegar al Puente de Piedra. Allí se enciende una hoguera y se lee el relato.
Castilla La Mancha: Holywins
Aunque tradicionalmente la víspera de Todos los Santos se solía prender una gran hoguera en los pueblos para protegerlos contra la Estantigua, una procesión de muertos vivientes, actualmente se celebra el Holywins. Se trata de una fiesta católica en la que participan niños disfrazados de ángeles, santos o sacerdotes que se lleva a cabo en Toledo, Talavera de la Reina y Madridejos.
Comunidad de Madrid: Don Juan Tenorio
La representación del clásico de José Zorrilla en Alcalá de Henares es otra de las tradiciones que aúnan literatura y rito. Cada noche del 31 de octubre miles de personas se agolpan en la Huerta del Palacio Arzobispal para ver la obra al aire libre, que se pone en escena en cinco espacios: el interior de la hostería, la plaza, el convento, la casa de Don Juan y el cementerio.
Andalucía: Tosantos, Gachas y Maroween
En Cádiz trasladan un pedazo de Carnaval al día de Todos los Santos y nace esta fiesta, donde se disfrazan no solo las personas, sino también los animales o las verduras del mercado. Más de 80 puestos de la plaza de abastos Central y de Virgen del Rosario participan en el concurso recreando escenas cómicas. También hay música y degustaciones.
Los vecinos de Begígar, un pueblo de Jaén, salen en la noche de Todos los Santos a la calle con cazuelas llenas de gachas para tapar las cerraduras de las casas y así espantar a los malos espíritus de sus viviendas. Además, en Maro, una localidad situada en Nerja (Málaga) celebran su fiesta de castañas y boniatos asados a la que han bautizado como Maroween.
Extremadura: Día de la Chaquetía
Mientras los mayores comían gachas o migas, los niños y jóvenes iban pidiendo por las calles de los pueblos castañas, nueces, almendras, higos, granadas, membrillos, manzanas y dulces caseros. Las canciones que empleaban para persuadir a sus ‘víctimas’ eran tales como: "Tía, la chaquetía, los pollos de mi tía, unos cantan y otros pían, y otros piden castañas cocías". Se trata de una fiesta que se mantiene en algunos pueblos.
Murcia: El Mercadillo
Parecido a lo que ocurre en Alicante, en Murcia la tradición manda darse un paseo por el Mercadillo Tradicional de Todos los Santos, en la plaza de San Pedro. Repostería tradicional para darse un paseo con el paladar y no dejar de probar el típico arrope y calabazate, a base de higos, membrillos, melón y boniatos.
Islas Canarias: La Noche de Finaos
De nuevo la familia reunida para recordar a los que ya no están. La costumbre mandaba que una de las personas de más edad contase anécdotas de los familiares fallecidos mientras se meriendan dulces y frutas típicas de la época. Con el paso del tiempo se celebran en las calles, donde no falta la música, los espectáculos y las hogueras.
También, en algunos pueblos de Gran Canaria, se pueden ver todavía los Ranchos de Ánimas, agrupaciones de gente tocando guitarras, tambores y panderos para pedir dinero que más tarde entregarán en la iglesia con el fin de celebrar misas por los difuntos.